Tengo mucho sexo rápido en cines porno sin que mi esposo lo sepa
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Siempre pensé que una vez casada, me olvidaría para siempre de todas las locuras que hice de soltera y que nadie de mis conocidos sabe sobre mí. Fui a ojos de todos, una chica inocente, estudiosa, literalmente tierna, pero siempre tuve unas fantasías sexuales muy intensas, que, con todo y mis miedos, llegué a realizar. Como una pequeña muestra, les puedo contar que, perdí mi virginidad muy jovencita con un vecino, que debió tener no menos de 40 años y que, además, era muy feo. Lo hice con él, porque todos sabían que era un pervertido y se decían muchas cosas sobre él. Desde que, nos miraba morbosamente a las morritas de la escuela, que siempre llevaba mujeres diferentes a su casa, en su mayoría prostitutas, hasta que se andaba cogiendo travestis. Lejos de darme miedo, me excitaba saber que era un hombre caliente que siempre andaba buscando a donde meterla.
Bueno, a lo mejor yo no era tan bonita, pero si era tan pervertido como decían, sabía que no iba a rechazar cogerse a una morrita como yo. Lo provoque algunas veces cuando iba sola y lo veía. Le sostenía la mirada cuando pasaba cerca de él y al cruzar, volteaba a verlo, como si fuera alguien que me gustaba. Hasta que una tarde, me lo encontré por la parte de atrás de unas bodegas, muy cerca de mi casa y me saludo. No había personas cerca y cuando me hablo, la sangre la sentía hirviendo de miedo, excitación o algo que no entendía. Se presento conmigo, diciendo que me había visto muchas veces anteriormente y que había visto que yo también lo miraba. No lo negué y cuando me dijo que, si quería acompañarlo a su casa, acepté. Esa tarde por primera vez en mi vida disfruté de estar desnuda con un hombre. Ese mismo día, perdí mi virginidad, sin tener ese sangrado que dicen, ni tampoco dolor y nunca supe porque no los tuve.
El tipo se llama Jesús (si es que aún vive) y durante algún tiempo, me metía a su casa a escondidas, para no ser vista por algún vecino chismoso. Saber que él, no podría decir nada a nadie, para no meterse en problemas graves, me dio la confianza de hacer todo lo que él quería. Me enseño cosas que, a esa edad, posiblemente no debería ni siquiera imaginar, pero lo que sentía cuando estaba con él, me encantaba sentirlo. Obviamente no era amor, ni nada parecido, era la emoción de hacer cosas prohibidas, cosas que estaban muy por encima de todas las fantasías que había tenido. Pero algo pasa cuando rompes esa barrera de la virginidad, que se vuelve más fácil tener sexo y conocí a otras personas. Unos 5 o 6 meses después de mi primera vez, dejé de ver al tipo, porque había otras personas que me gustaban más, con las que comencé a coger. La mayoría fueron mucho mayores que yo, supongo que casados, fueron hombres que conocí en la calle y creo que todo eso, me daba la tranquilidad, de que, no les convenia decir nada de lo que hacíamos.
En mi casa, seguía siendo la inocente, la tierna de la familia y eso me hacía sentir una emoción diferente a todo, porque yo sabía que ni de lejos era lo que todos pensaban. Me encantaba mi doble vida, me fascinaba el sexo, me enloquecían las cosas nuevas y entre más locas, más me excitaban. Creo que sorprendí a muchos, no solo por lo que sabía hacer, sino también por mi disposición a hacer las cosas que se les ocurría. Tenía la idea metida en la mente de que, quería experimentar de todo y que nunca nadie lo sabría. Incluso, hice mi primer trío con dos hombres, antes de un año de mi primera vez. Pero no me cuidaba, yo cogía cuando tenía la oportunidad, solo pidiendo que se vinieran afuera si me lo hacían por la vagina. Pero tarde que temprano, tenía que pasar y salí embarazada sin tener idea de quien era el papá. Pero le pedí ayuda a uno de los tipos con los que salía, el busco al doctor para hacerme un aborto y lo perdí.
El doctor que me hizo el aborto, me cito unos días después, me hice su amiga y claro que me lo terminé cogiendo. Comencé a cuidarme con unas pastillas que él me dio y que escondía muy bien en mi casa. Creo que cuando comencé a cuidarme, me volví un poco más atrevida, pero siempre con hombres mayores, porque seguía con la idea de que ellos, nunca dirían nada. Mientras tanto, en mi vida con mi familia, seguía sin cambios, incluso, cuando comencé a tener novios, a los que mantenía muy a raya. A ellos no les daba chance de prácticamente nada sexual, mucho menos cerca de mi familia o personas que me conocían. Me gustaba, me causaba emoción aguantarme lo cachonda y rechazar la intimidad con mis novios. Yo sabía que esas ganas, me las quitaba con otras personas, a las que, si les permitía de todo.
Bueno, en general, hice muchísimas cosas que fueron emocionantes, pero mantuve siempre mi apariencia inocente con mi familia y amigos. Fueron varios años de tener una doble vida emocionante, llena de sexo loco de todo tipo y nunca nadie sospecho nada. Ni siquiera el aborto y una gonorrea que tuve, me detuvieron de seguir con lo que me gustaba. Se me hacía tan fácil verme como una chica tierna frente a todos, pero también conseguir hombres nuevos para coger, sin que pudieran decir algo sobre mí. Creo que me sentía demasiado inteligente para ser atrapada y demasiado buena ligando hombres, que pensé que podría seguir así, todo el tiempo que yo quisiera. Pero me enamore de un chico y toda mi vida comenzó a cambiar. Deje de ver a otros hombres tan seguido, casi al grado de ser exclusiva y me preocupaba que Jonathan, mi novio, se diera cuenta de algo.
No quise ir a la universidad y comencé una carrera de belleza, siguiendo de novia de Jony y solo mantenía un par de tipos a los que veía muy esporádicamente, por miedo a que se diera cuenta. Con Jony, fue el único novio con el que comencé a experimentar, muchas de las cosas que había aprendido de otros y que me excitaban. Me gustaba mucho que Jony no me preguntaba de donde sacaba ideas o fantasías, simplemente se preocupaba por que las experimentáramos juntos. Además, en mi casa, querían mucho a Jony y pensaban que era apenas mi segundo novio, así que mi fachada de inocencia, siempre se mantuvo. Incluso, creo que, en mi familia siempre han pensado que Jony a sido el único hombre con el que me he acostado en mi vida.
Mientras estaba estudiando belleza, me case con Jony, no por salir embarazada, ni por sentirme obligada, simplemente porque nos amábamos y él consiguió un muy buen empleo y podía con los gastos. Unos meses antes de casarnos, termine cualquier relación con otros hombres, aunque eran solo esporádicas, pero no quería nada que pudiera meterme en problemas en el futuro. Así, comencé a ser 100% fiel por primera vez en mi vida y estaba feliz de tener a un hombre como Jony a mi lado. No solo era bueno, cariñoso, guapo, en la cama muy cumplidor, incluso en mis fantasías, aunque eran más bien gustos que ya tenía. No queríamos tener hijos tan pronto y esperamos 2 años para que me embarazara de mi hija. Pero después de que nació, me comenzó a entrar la espinita de que, mi vida se estaba haciendo aburrida y comencé a extrañar, el sexo a escondidas que tenía antes.
3 años después de casarme, tuve de nuevo un primer amante, que, como mi vieja costumbre, no era nadie cercano a mi familia o conocidos. Simplemente fue un tipo muy lanzado que conocí una tarde de camino a mi casa y que, cuadraba con el tipo de hombres que me gustaban. No es que no hubiera tenido otras oportunidades, pero los había rechazado y llego el momento, que realmente lo necesitaba. El tipo se llama Miguel, de unos 35 o 40 años, no muy guapo, pero grandote y un poco vulgar para hablar. No tardamos ni media hora hablando cuando ya íbamos a un motel, creo que, de verdad, estaba muy urgida. No saben, sentir un cuerpo diferente, un olor, unas manos y una verga que no eran las de Jony, me hicieron recordar, porque me gustaba tanto mi doble vida. No fue extraordinario en la cama, pero volví a sentir una pasión que ya no sentía desde hacía tiempo con Jony.
Solo vi a Miguel unas 4 veces, pero se me paso la emoción que sentí, después de las dos primeras veces que estuve con él. Me aburrió y comenzaba a ser molesto que quisiera saber mi nombre completo, mi teléfono, mi dirección y saber cómo se llamaba mi esposo. Simplemente no lo volví a contactar, pero me había gustado volver a sentir esa emoción de estar con otro hombre. Solo que ya no era como cuando estaba chamaquita, solo estar con un tipo cualquiera ya no me emocionaba tanto, como en aquel entonces. Necesitaba algo más intenso, más loco y, además, pensé que era un poco arriesgado verme con el mismo tipo. Sobre todo, considerando que ya no era como antes, cuando les daba miedo que se supiera que andaban con una chamaquita. Ahora, estando casada, podían portarse como Miguel, queriendo saber todo sobre mi y posiblemente, no faltaría el tipo al que no le importara causarme problemas.
Lo pensé por algunos días, pero resulto que soy más miedosa de lo que pensaba y cualquier idea, se me hacía peligrosa. Obvio, pensé en contactar por alguna app como Tinder, pero creo que es la forma más sencilla de que te atrapen. Luego, pensé en darme escapadas de un par de horas después de mi trabajo. Eso no le molestaría, ni haría sospechar a Jony, pero ¿qué haría en un par de horas? ¿ligar en un antro o bar a las 5 de la tarde? Yo no quería un amante, no quería nada de salidas o pérdida de tiempo en cafés, menos exhibirme en antros. Yo solo quería sexo rápido, sin compromisos, ni preguntas. Ósea, solo sexo casual que me diera placer y ya, todo, esperando que fuera lo más anónimo posible. Se me ocurrió buscar en internet, lugares físicos de ligue y descubrí, que, en mi ciudad como es pequeña, no había nada así. Pero en una ciudad que esta a menos de hora y media, había muchos lugares conocidos, porque los usaban para sexo casual. Eran sitios como cines porno, cabinas (aunque no sabía realmente que eran), sexshops y algunos baños públicos. También hablaban de clubes swinger, aunque eso se me hacia exponer lo que hacía, no solo a hombres, sino a parejas y era más fácil encontrar a algún conocido.
En Internet se decía, que mayormente, los lugares para tener sexo rápido, eran para hombres gays, pero en el caso de los cines, aseguraban que iban varias parejas, incluso, una que otra mujer solo buscando sexo con desconocidos. Me emociono, era el tipo de lugar que estaba buscando, donde los que estuvieran allí, me vieran solo como una loca cachonda que solo buscaba sexo rápido y nada más. Así, me comencé a hacer ideas e imaginar, como podrían pasar las cosas en lugares así. Francamente, como no había estado nunca en sitios de ese estilo, imaginaba que algún desconocido se acercaría a preguntarme si buscaba sexo y solo si yo respondía que sí, de ahí nos iríamos a algún motel. Pensaba que, al ser lugares públicos, solo se iba a conseguir ligue, a lo mejor un poco de cachondeo, pero después, la pareja se iba de allí rumbo al motel. Entre más pensaba en eso, más me excitaba y las ganas de visitar alguno, se volvían más incontrolables.
Ya me había quitado la duda si debía o no, visitar esos lugares de sexo casual, estaba convencida de que, era un si rotundo. Lo veía como la única manera segura de tener sexo rápido, posiblemente un poco loco, pero sin el riesgo de que Jony se pudiera enterar. El único problema, era como desaparecerme de mi esposo por lo menos una noche entera. Entonces se me ocurrió, aprovechando que me quede a trabajar medio turno en la misma escuela donde estudie belleza, decir que ellos me estaban enviando a x cosa a otra ciudad. De cualquier modo, Jony nunca se metía ni en mi trabajo, ni mucho menos con la academia y sobre todo, confiaba en mí. Incluso le dije que tenía que irme viernes en la tarde y que regresaría el sábado por la mañana. Aunque al inicio dijo que podía pedir un permiso para acompañarme, le dije que no era necesario y se quedó tranquilo.
Lo planee como una semana antes y según yo, iba a comenzar visitando algún cine porno de los 3 que había. Pensé que, si no conseguía nada, podría irme a una sexshop como siguiente opción. Luego, si eso tampoco funcionaba, visitaría una de esas cabinas (que no tenía idea como funcionaban) y deje, como última alternativa, los baños públicos. No iba a llevar equipaje, solo una mochila con un cambio de ropa y dejaría el dónde alojarme para dormir, al final de la noche. Imaginaba, que podría quedarme en el motel, a donde esperaba terminar con alguien. El día ansiado, me fui vestida con una minifalda sencilla, de las que usaba casi a diario, unos tenis y una blusa de tirantes, con una sudadera. Pensaba que no debía verme tan llamativa, para que Jony no sospechara nada. Debía verme como cualquier otro día y en la mochila, solo llevaba un pans y una playera.
Aunque tengo coche, nunca he manejado en carretera y, de todas formas, Jony estaba más tranquilo de saber que me iba en autobús. Había pedido permiso de salir una hora antes del trabajo y Jony me llevo a abordar el autobús. Al llegar a la terminal de mi destino, eran más o menos las 6:30 pm, aún estaba claro y ya tenía la dirección de uno de los cines anotada. Le pedí a un taxista que me dejara cerca de donde se suponía estaba el cine y de hecho, lo pasamos y me baje como media cuadra adelante. Creo que fue al bajarme, cuando realmente me atacaron los nervios y el miedo. Pensé que, ¿cómo podía estar tan loca, para meterme yo sola en un lugar así? y por poco me arrepiento de entrar. El cine está en una calle con casas a los lados, no es avenida, ni siquiera vi un estacionamiento, en realidad, parecía como una gran casa vieja de dos plantas, solo que un tanto más alta de lo normal. No había carteles anunciando alguna película, solo un gran letrero con el nombre del cine.
Otra cosa que me hizo dudar si entrar o no, fue que afuera había algunos hombres solitarios, cada uno en lo suyo, desde mirando el celular, otro fumando y un par que miraban hacia los lados de la calle, como buscando a alguien. No se veía ninguna mujer o pareja cerca, así que me dio pena, ser la única mujer y sola, comprando un boleto para entrar a ver una película para adultos. Camine por la banqueta de enfrente al cine, haciendo como que veía mi celular y realmente, esperaba que alguno de los tipos, me dijera algo, a lo mejor algún piropo, pero, aunque sentí que algunos me miraron, prácticamente me ignoraron. Caminé un poco más adelante y pensé que ya había hecho todo un lío, desde inventarme el viaje, hasta gastar en el autobús, así que, con miedo o no, tenía que entrar. Me regrese decidida a entrar y esta vez, llegue por la banqueta donde está el cine, subí los 4 o 5 escalones y fui directamente a donde está la taquilla.
Francamente, esperaba que el señor ya mayor que vendía los boletos me dijera algo, como que, ¿si pensaba entrar sola? En lugar de eso, apenas me miro, me dijo que eran $50 pesos, luego me dijo que tenía que ir a la sala mixta, porque la otra era solo para varones. Cuando me dio mi boleto, me dijo que, los baños eran mixtos y que la única regla era que no se permitía usar el celular o cámaras de ningún tipo, mientras estuviera en la sala y eso fue todo. A un costado de donde compre el boleto, estaba una puerta de cristal con cortinas negras, que no dejaban ver hacia adentro y un tipo en la entrada, que me recibió mi boleto. Me dijo que era en las segundas escaleras y camine por un pequeño pasillo, hasta donde estaban esas escaleras. Fueron varios escalones, hasta que llegue a otro pasillo completamente oscuro, solo con una luz en el piso al fondo y una única entrada a la mitad, cubierta por una gran cortina roja muy gruesa. Poco más adelante, al final del pasillo, estaba la puerta que decía Baños.
Tome un respiro y entre por la cortina, donde obviamente todo estaba oscuro y solo se alumbraba por la luz de la película que ya estaba comenzada. La sala era mucho más grande de lo que yo esperaba, con tres secciones de butacas con muchas filas cada una, pero apenas había como unas 20 o 25 personas, todos hombres, ni una sola mujer, más que yo. Creo que nadie o muy pocos, notaron cuando entre, la mayoría estaban solos, pero había como 3 o 4 parejas (hombres), sentados uno junto al otro. Era fácil adivinar que muchos se estaban masturbando, tanto por la postura casi acostada, como porque se notaban sus movimientos. Yo camine hacía donde se veía más oscuro y me senté como a 6 o 7 metros del hombre más cercano. Todavía ahí, imaginaba que alguno se me acercaría a invitarme a ir con él a algún motel y es cuando más nerviosa estuve en todo el viaje. Claro, previamente a salir de ahí, seguramente abría besos y faje, pero creía que el sexo sería hasta estar a solas en el motel.
No soy tonta, es lógico que quien está en ese lugar, esta cachondo y no desaprovecharían la oportunidad de un poco de sexo gratis con una mujer. Me parecía que, aprovecharían cualquier oportunidad para satisfacerse incluso con otro hombre, aunque se suponía que era una sala no precisamente gay. Eso parecía suceder con los hombres que estaban en pareja, pero estaba tan oscuro, que no se veía realmente que hacían en sus lugares. Fue hasta poco antes de sentarme, cuando mi vista se acostumbró un poco a la oscuridad, que sentí que varios me miraban, incluso algunos volteaban hacia mi descaradamente. No pasaron ni 5 minutos, cuando un tipo se sentó justo detrás de mí y mis nervios se dispararon a tope, pero él, no hizo nada. Un minuto después, otro tipo, que cuando entre estaba en otra fila, se metió en la misma fila donde yo estaba. Se sentó a mi lado, después de preguntarme si podía sentarse, pero no dijo nada más, lo que me sorprendió, porque pensé que no tardaría en preguntar si me quería ir con el a otro lugar más privado.
Aunque no lo podía ver bien, pude distinguir que era flaco, a lo mejor de unos 26 o 27 años, con pelo un poco largo, pero recogido en una coleta. Unos momentos después de sentarse a mi lado, saco su verga del pantalón y comenzó a masturbarse. La adrenalina corría por todo mi cuerpo, pero yo no quitaba la vista de la película, aunque en realidad, era lo que menos me interesaba. Unos momentos después, el tipo me dijo algo que no escuche y le respondí que no había escuchado. Se acerco a mí y pude sentir un fuerte olor a sudor, mientras me preguntaba casi al oído, ¿No te molesta que me la jale?. Cuando le respondí que no, me pregunto, ¿quieres ayudarme? y el, busco mi mano y la llevo a su verga. Lo masturbe un poco antes de que él, se acercara nuevamente y me dijera que le diera una mamada. Yo mire hacia la sala, dándome cuenta que, aunque no les veía la cara, podía notar que había varios tipos, mirando hacia nosotros.
Sin dejar de masturbar al tipo, le pregunte si no había problema si alguien nos veía y respondió que no pasaba nada, que se podía hacer cualquier cosa y que los empleados no se metían. Cuando le dije que ok, me empiné para llevarme su verga a mi boca y comenzar a chupársela. Tenía mucho que no se la mamaba a un desconocido, mucho menos sin saber ni siquiera su nombre. Pero, aun así, era muy diferente a mis ligues de chamaca, porque aquellos con los que tuve algo, hacían un mínimo esfuerzo por convencerme. Aunque yo no me hacia la difícil, ellos sabían que tenían que tener cuidado de que yo no me molestara y los acusara de acoso o algo así. Incluso ya casada, con el tal Miguel, tuvo que hacer un poco de labor para convencerme de irme a coger con él.
Ahí, en ese cine, fue todo tan directo, sin preguntas, sin adornos, incluso diría que fue más honesto. El tipo quería sexo y yo también, a él no le importaba con quien, y no le importaba nada de mí, pero a mí tampoco me interesaba nada de él, que no fuera su verga. Así de fácil se sintió y por alguna razón, esa facilidad me hizo sentir muy cómoda con la situación, a pesar de mis nervios, que no bajaban ni un poco. Mientras se la estaba chupando, comencé a sentir las manos de alguien más en mis nalgas, aunque sobre la tela de mi minifalda. Deje de mamarla por unos momentos, para voltear y ver que alguien se había sentado al otro lado de mí y era el que me estaba manoseando. No dije nada, solo me levante la falda hasta la cintura, para que sus manos pudieran acariciar directamente mi piel y regrese a chupar la verga del primer tipo. En medio de la oscuridad de la sala, era super excitante mamarle la verga a un tipo, mientras otro me manoseaba e incluso, acariciaba mi pepa, aunque estaba en una posición incómoda.
No podía ver lo que pasaba a mi alrededor por estar empinada y por la oscuridad, pero pude sentir que otros hombres se acercaban a las butacas que estaban cerca. No paso mucho para sentir más manos y no podía decir si eran 2, 3 o 4 pares además de las del tipo al que se la mamaba, porque él, las tenía en mi cabeza. No me aviso cuando se venía y de golpe, sentí mi boca inundada de su semen y aunque, trate de no tragar nada, no pude evitar que un poco se me fuera por la garganta, casi ahogándome. Me saque su verga de la boca para escupir en el piso, lo que todavía tenía en la boca. Al acomodarme en mi butaca, vi que estaba un tipo gordo, de unos 50 años, bigotón, de aspecto como ranchero a un lado mío. Era el que me manoseaba el culo y ya estaba con los pantalones completamente bajados, no dijo otra cosa que, mámamela a mí. Solo me gire de lado hacia él, me empine a chuparle la verga y para mi sorpresa, tenía un pitote enorme y gordo.
El tipo ranchero olía mucho como a pasto o algo similar, pero sintiendo el tamaño de su verga, lo último que pensé fue en su olor o en la enorme mata de pelos que tenía. Apenas había comenzado a chupársela al ranchero, cuando alguien, creo que el tipo greñudo al que se la mame primero, pregunto, ¿te podemos coger o solo das mamadas? Me saque la verga de la boca para preguntar si se podía tener sexo ahí en la sala. 2 o 3 voces me respondieron casi al mismo tiempo, diciendo que se podía hacer lo que sea. Otros dijeron que no había ningún problema o que, hasta tenían un sofá en una esquina para estar más cómodos. Entonces les dije que si, pero solo si tenían condón y regresé a chupar la verga del ranchero.
El manoseo se volvió más intenso, algunos metían sus dedos en mi pepa y otros en mi culo, mientras yo estaba concentrada en saborear la vergota del ranchero y eso me puso muy caliente. Aunque estaba muy incómodo, uno de los tipos pudo acomodarme de rodillas en mi butaca y mientras seguía mamando la verga del ranchero, el tipo me penetro. En medio de lo cachonda que estaba, recordé que no revise que tuviera condón, pero cuando metí una mano entre mi pepa y sus huevos, pude sentir que si lo tenía puesto y deje que siguiera. La oscuridad, no me dejaba ver sus caras, ni siquiera sus cuerpos, tampoco podía saber cuántos estaban alrededor de mí, pero había unos en la fila de arriba y otros en la de abajo. Apestaba a muchas cosas, sudor, leche agria, garnacha, patas, incluso a meados, no sé, pero antes de que se juntaran, no olía así, pero ya cachonda no me importaba.
El que me cogía no era muy intenso y creo que por momentos se le ponía aguada y le costaba metérmela. Pero el pitote que estaba chupando, el del viejo ranchero, en verdad que me encantó. A lo mejor no era el más grande que había probado o a lo mejor sí, pero tenía mucho tiempo desde la última vez que me había costado meterme una verga en la boca y me gustaba eso. Estaba bien metida disfrutando los manoseos, la mamada que daba, incluso la mala cogida del tipo que me la metía, cuando sonó mi celular. Me di cuenta que se me había olvidado avisarle a Jony que había llegado bien y obviamente, también olvidé apagarlo. Sin que me dejara de coger el tipo, busque mi mochila que había puesto abajo de mi butaca y con mucho trabajo, encontré mi celular y lo apague. Ya después inventaría algo para justificarme con Jony por no contestarle.
La interrupción sirvió para que algunos propusieran que nos pasáramos al sillón que tenía la sala en una esquina y todos comenzaron a caminar hacia allá. Por la oscuridad, no lo había visto, pero efectivamente, en el rincón de la última fila, donde también había una pared que hacia la forma como de un cubículo, estaba el famoso sofá y había mucho más espacio, incluso hacia las butacas de enfrente. Algunos, talvez 2 o 3 de ellos, me preguntaron si podían participar y les dije que si, siempre que usaran condón. Un tipo chaparro trato de desnudarme, junto con el greñudo al que se la mame. Pero no me daba confianza quitarme toda la ropa ahí y les dije que no, que me quedaría con ropa, solo me saque la tanga y la sudadera y ya no insistieron. Después me arrepentí, porque terminé con semen de los tipos en la falda, la blusa y hasta en mis tenis y tuve que lavar todo en el motel. También quiero decir, que nunca había estado con varios hombres al mismo tiempo, aunque si había hecho tríos en 4 ocasiones.
Ya en el famoso sofá, fue cuando las cosas se pusieron verdaderamente cachondas y donde realmente disfrute de liberar todas esas ganas que tenía contenidas. No había sido ni de lejos lo que yo pensaba, no fue ligar para ir a un motel, en realidad, ahí permitían que pasara de todo y sin planearlo, termine protagonizando una orgía super caliente. A lo mejor, no pude elegir algún chico que más o menos me gustara, pero me pareció que era aún mejor así. Nadie preguntaba nada, el mismo grupo, hacia que respetaran lo que yo no quería hacer y lo mejor, es que prácticamente ni las caras les veía. Daba igual si eran feos o guapos, viejos o jóvenes, yo solo sentía, sus manos, sus bocas y sus vergas. Era algo tan simple, ellos solo querían meter la verga, creo que sin importarles si el hoyo era de mujer u hombre y pues yo, solo quería que me la metieran.
Antes de poder usar el sillón, un par de tipos me abrazaban y acariciaban, mientras comenzaban a besarme con más lujuria de la que había sentido en mi vida. Debo decir que me gusto eso de besar muchas bocas una tras otra, aunque a algunos les apestaba la boca a caño, pero en medio de lo cachondo, eso no me importaba. También debo decir, que, por alguna razón, uno de los besos que más me prendió, fue con el ranchero, a pesar de que era de los más viejos. Porque también estaba un señor que fácilmente debió estar ya arriba de los 60 años, pero ese era más tímido, solo me manoseaba y más adelante se la chupe un poco.
Aquí debo hacer un paréntesis, porque un detalle que me gusto, fue que, algún tipo había encendido el celular, al parecer, para grabar y yo no me había dado cuenta. Alguien se dio cuenta y le dijo, “¡hey carnal! ¡No grabes!” y luego me pregunto, “¿No hay bronca de que te graben? ¿o si hay pedo?”. Cuando le dije que no quería que grabaran, les dijo a todos, que la morra no quería que grabaran. No se si después, alguien mas intento grabar, pero me dio mucha tranquilidad, que entre ellos, cuidaran que no lo hicieran. Supongo que a muchos tampoco les convenia que los vieran en algún video porno en internet.
Siguiendo, aunque el sofá estaba frente a mí, alguno de ellos, comenzó a intentar metérmela mientras estaba parada besándome con algún tipo. Con mi mano sentí que tuviera condón y lo ayudé a que me la metiera. Otro tipo, que llevaba una gorra se acostó en el Sofá y me dijo que se la mamara, así que me acomode como de perrito sobre sus piernas, sin que el que me cogía sacara su verga de mí. El tipo que me cogía si era intenso y su verga se mantenía dura a diferencia del anterior y eso comenzó a darme muchísimo placer. Aunque estaba mamando la verga del tipo de gorra, otros se acercaron para que también se las mamara, entre ellos el ranchero. A pesar de la oscuridad, que era más profunda en ese rincón de la sala, podía darme cuenta como sobre salía la verga del ranchero, comparada con las otras.
Alguien pregunto si podían venirse en mi boca y respondí que sí, que podían hacerlo en mis nalgas o en mi boca, pero no en mi pepa. Cuando el que me cogía se vino, el que estaba acostado me jalo y me monte sobre él. Aunque era de los que más olía a sudor, no estaba nada mal el tipo, su verga era bastante dura, de tamaño promedio, pero aguanto muy bien. Mientras lo montaba, algunos comenzaron a meterme los dedos en el culo, eso me prendió muchísimo. Siempre ha sido algo que me excita, Jony lo sabe y casi siempre lo hace mientras me coge. Aunque en realidad, no soy tan fanática del sexo anal, lo hago y me excita, pero no es mi actividad sexual favorita. Pero los dedos en el culo mientras me cogen, me pone como loca de cachonda y esos babosos le atinaron a lo que me gusta.
Pude sentir cuando el primero comenzó a meterme su dedo en el ano, pero luego alguien más también lo metía al mismo tiempo, mientras yo seguía cogiendo con el tipo que estaba montando. No sé cuántos lo hicieron, pero sentía varios dedos masajeando el interior de mi ano, mientras seguía rebotando sobre el otro tipo. Se sentía muy rico y me pusieron como loca, pero, aun así, cuando alguien pregunto si me lo podían hacer anal, les respondí que no, que solo meterme los dedos. En realidad, no me hubiera molestado, pero no iba preparada para tener sexo anal y no me gusta cuando sale suciedad. Pero me estaba encantando el sexo grupal, nunca había estado con tantos hombres juntos. Me gustaba que, la mayoría parecían obedientes, además, todos la tenían bien dura y yo podía disfrutar de todas esas vergas.
El que estaba montando me dijo que ya se iba a venir y que, quería hacerlo en mi boca y me baje de él, para chupársela y recibir su semen. Mas o menos al mismo tiempo, otro tipo se acercó, poniendo su verga cerca de mi boca y me dijo que se venía. Se la chupe y se vino con el semen más espeso que había visto en mi vida. Quiero aclarar que no me estaba tragando el semen, porque, aunque no me molesta el sabor, eran muchos y la mayoría, no eran nada agradables. No me dejaban ni respirar, casi luego, luego, alguno de ellos, creo que fue el mismo chaparro que intento que me desnudara poco antes, me pidió que me pusiera de perrito y me acomode. Verifique que tuviera el condón, me comenzó a coger y debo decir, que también era bueno haciéndolo. No paso mucho, cuando escuche que el mismo que me cogía dijo que pasara otro.
El tipo chaparro no se vino o al menos no sentí que se viniera, pero dejo su lugar a alguien más y poco después, escuche su voz diciéndole a los demás que se formaran en una fila. Parecía que él se tomó el papel de coordinador, porque después de que alguno me cogía por un rato, la misma vos, les decía que pasara el siguiente. Lo único es que se habían olvidado de meterme sus dedos en el culo y tuve que decirles que lo hicieran. No supe si los dedos que sentía, eran del que tenía el turno de cogerme o de alguno de los que esperaba. No sé cuántos habían pasado y para ser sincera, ya ni siquiera estaba verificando que se pusieran condón. Estaba tan cachonda, que se me olvido checar, pero en verdad se sentía muy rico, como iban cambiándose para cogerme.
Aunque, ya ni volteaba a ver quién me cogía y casi todas las vergas se sentían igual, había diferencia entre la forma de meterla. El único que, si sentí muy diferente, fue con el ranchero, claramente sentí cuando paso a cogerme. Desde que comenzó a meterla, supe que era el, porque le costó un poco más de trabajo empujarla hasta el fondo. Ufff! que rico sentir que una verga llega hasta el fondo y sientes como te empuja la matriz. Pueden decir que el tamaño no importa, pero, aunque rompa algunos corazones y esperanzas, la realidad es que a muchas si nos importa y mucho. Es verdad que cuando alguien es bueno en la cama, aunque tenga la verga pequeña te hace disfrutar, pero nada se compara con sentir que te empujan las tripas. Pues el viejo ranchero, en verdad me hizo disfrutar como tenía mucho tiempo que no lo hacían y cuando le dijeron que dejara que pasara alguien más, yo dije que no, que se quedara el, porque estaba por venirme.
La verdad no recuerdo las cosas que yo les decía, pero estoy segura que fui bastante pelada. Pero cuando el ranchero me estaba dando, si recuerdo decirle que me la empujara duro, hasta que golpearan sus huevos. Me hizo venir antes de que, él se viniera y fue tan intenso, que me tuve que aventar hacia el sillón. El tipo ranchero me dijo que casi se venía y que lo ayudara, me senté para chupársela y se masturbo todavía bastante, hasta que pudo venirse en mi boca. Me sorprendió que me besara en la boca, justo después de venirse, pues a la mayoría, no le gusta besar a una chica, después de que le mamo la verga y menos cuando se la mamo a muchos y se vinieron en su boca. Luego de eso, todavía faltaban algunos de cogerme y otros decían que todavía no se venían. Antes de volver a coger con el que seguía, me quede sentada chupándosela a dos tipos. Me sorprendió que otro de los que estaba ahí, se sentó junto a mí y me dijo que me ayudaría y se las comenzó a mamar también, sin que a ellos les molestara que se las chupara un hombre. Nunca había tenido la experiencia de ver a dos hombres teniendo sexo, ni siquiera oral.
Ya para los siguientes, solo me acosté en el sofá con las piernas abiertas, para que siguieran cogiéndome hasta que se vinieran. Creo que después del orgasmo que me dio el ranchero, ya no estaba tan cachonda como antes, pero aún estaba disfrutando con los que pasaban. Me di cuenta que un tipo me la había comenzado a meter sin condón y le dije que se lo pusiera. Me dijo que lo dejara hacerlo así, porque, de todas formas, varios ya me habían cogido sin condón. Lleve mi mano a mi pepa y efectivamente, la tenía toda llena de semen, pero no me preocupo mucho, porque tengo un implante anticonceptivo en el brazo. Lo único es que los cabrones no respetaron lo que les había pedido. Deje que el tipo que ya me estaba cogiendo siguiera, pero le dije que no se viniera adentro y en eso, si me obedeció. Pasaron varios a cogerme, pero ya no cambié de posición, porque sentí que las piernas me temblaban. También hubo varios que, aunque ya no me cogieron, se acercaban a venirse en mi boca o entre mis piernas. Entre ellos, paso el más ruquito de todos a echarme su leche en la boca, aunque al pobre le salieron apenas unas pocas gotas (no se si el también paso a cogerme antes de eso).
Poco a poco se fueron alejando, algunos a sus lugares y otros, creo que se fueron de la sala, porque se veían menos tipos. No tengo idea de cuantos me cogieron, en el sofá, pero no fueron menos de unos 15 y eso había sido mucho más de lo que esperaba. unos 3 o 4 se quedaron sentados en las butacas que estaban frente al sofá y querían hacerme platica. Mientras me vestía, me preguntaban como me llamaba, que si iba seguido a ese cine y otros me preguntaban si podían irse conmigo a algún otro lugar. Les conteste que era mi primera vez ahí y no acepte irme con nadie de ellos, poniendo el pretexto de que me estaban esperando y tenía que llegar a mi casa. Tenía ganas de orinar, pero no quería pasar al baño del cine, solo que no iba a aguantar y tuve que pasar. En el pasillo fuera de la sala, estaban varios tipos parados, sin hacer nada, aunque algunos platicaban entre ellos. Algunos me dijeron que gracias y otros que había sido una cogida muy rica, yo solo daba las gracias. Entre el baño y la luz blanca me dejo lampareada por unos momentos.
Me metí a uno de los dos cubículos donde había escusado para poder orinar y mientras lo hacía, me di cuenta que tenía toda la blusa mojada y seguro que no era agua. Al revisar mi falda también tenía varias manchas de semen y hasta mis tenis tenían semen. Pensé en echarles agua ahí mismo, pero ya quería irme. Solo saque mi sudadera de la mochila y me la puse para que no se notara lo mojado de mi blusa en el camino. Comencé a caminar hacia la salida y pude ver que 2 o 3 tipos me comenzaron a seguir, pero no estaba preocupada, porque en realidad, esperaba que quisieran acompañarme y solo me negaría a irme con ellos. Aunque no era mi plan original y al principio, esperaba pasar la noche con alguien, ya había tenido más sexo del que esperaba y solo quería llegar a tumbarme a la cama de algún hotel.
Cuando llegue a la calle, ya eran casi las 10 pm, obviamente, era completamente de noche, aunque la calle está muy bien alumbrada. Camine y me alcanzaron algunos de los tipos que me habían seguido y me hablaron. Me detuve para explicarles que tenía que llegar porque me estaban esperando y aunque algunos insistieron un poco, al final, solo preguntaron cuando volvía a ir al cine. También me preguntaban si tenía redes sociales para seguirme y hasta si tenía videos de mis cogidas. Me hicieron sentir como si fuera actriz porno, pero a todo les dije que no tenía. Después de unos 15 minutos platicando con ellos, por fin de deshice de ellos y comencé a buscar un taxi, como a una cuadra del cine. Estaba esperando, cuando alguien más me hablo y supuse que era algún otro tipo como los anteriores, pero al voltear, me di cuenta que era el ranchero. Dijo que estaba esperando que me desocupara y que pensó que a lo mejor me iba con alguno de los tipos con los que había platicado.
La verdad, a él no le di cortones, porque saber lo que tenía entre sus piernas, me emocionaba lo suficiente como para tener algo más con él. Cuando me propuso irme con él a algún hotel a pasar un rato a solas, no lo dude y lo acompañe a su coche. Hasta que ya estaba en su coche, me dijo que se llamaba Manuel. De camino al motel, me pidió que se la mamara y con mucho gusto se la fui chupando. Cuando llegamos, le dije que tenía que hacer una llamada y le pedí, que, por favor, no fuera a hablar, porque me metería en problemas. Encendí mi celular y llamé a Jony para decirle que estaba bien, pero que me había quedado sin pila y apenas lo había podido conectar en el hotel donde estaba. Aunque lo conozco y sé que no dudaría de mí, me tranquilizo mucho escuchar a Jony decirme que me cuidara mucho, que ya estaba tranquilo y que me amaba mucho.
Bueno, era lógico que Manuel había escuchado todo y esperaba que me interrogara, pero para mi sorpresa, cuando le dije que le había hablado a mi familia, él dijo educadamente, que no era algo que le incumbiera. Apague mi celular de nuevo y cuando me acerque a el para besarlo, me dijo que, lo que si le interesaba, era volverme a reventar con su verga. Después de algunos besos que nos pusieron cachondos, le dije que me dejara bañarme, porque estaba toda sucia de todos los que me habían cogido. Manuel dijo que no, que le excitaba saber que todavía tenía mucha leche de un montón de pendejos. Algo en eso que dijo, me puso aún más cachonda, talvez porque siempre mis amantes habían sido un poco celosos, menos con el que hice tríos, pero no al grado de decir que le gustaba que estuviera toda sucia de otros.
Sin dejarme opinar, me llevo a la cama y me acostó boca arriba, abrió mis piernas y metió su cabeza entre ellas para comenzar a chuparme la pepa. Mientras lo hacía, me decía que le encantaba el sabor de los mecos de tantos pendejos y eso me puso extremadamente cachonda. Mientras me la mamaba, le dije que pensé que todos habían usado condón y él me dijo que no, que muchos me habían cogido a pelo. Luego dijo que para él, era delicioso chupar los mecos de tantos bueyes, directamente de mi panocha. Le pregunte si le gustaban los hombres y me respondió que no, que solo las mujeres, pero que cuando iba a ese cine, dejaba que otros hombres se la chuparan y a veces, el también se las mamaba. Me gusto que fuera honesto y no tuviera complejos por aceptar lo que hacía, lo que se traducía en que me disfrutara, a pesar de que yo había cogido con un montón de tipos, apenas un rato antes.
No sé si fue por eso que, supe de él y que, de verdad, me limpio cada gota de semen que dejaron, o porque el tipo era bastante caliente, pero la verdad, me excito mucho más, que la mayoría de los amantes que había tenido antes. Me cogió en varias posiciones y a pesar de sus alrededor de 50 años y de su panzota, como aguantaba el cabrón. Con él, a pesar de que me seguía oliendo a pasto y de que tampoco tenía muy buen aliento, preferí que me cogiera sin condón, porque en verdad, como me hacía disfrutar su pitote. Su verga en serio me llegaba hasta el fondo de mi pepa y cuando me pidió cogerme por el culo, pensé que no lo iba a aguantar. Al inicio si me dolió un poco, aunque no como cuando comienzas en el sexo anal. Pero como pasa muchas veces, una vez que logro entrar y me fui relajando, el placer que me hizo sentir, fue realmente extremo. Creo que todo se juntó para disfrutar tanto con Manuel. Desde que yo estaba caliente, la vergota que tenía, que se abriera conmigo en cuanto lo que hacía con otros hombres. Las cosas sucias que decía al cogerme y en general, que parecía ajustarse perfectamente al tipo de hombre que deseaba encontrar para una aventura.
Esa noche cogimos casi hasta las 4 de la mañana, me lo hizo por delante y por atrás, me puso a comerme su semen de varias formas, de su mano, del piso o directamente de su verga. Fueron varias veces las que se vino y en verdad, me tenía sorprendida por su aguante. Aunque después al platicar, no le dije todo de mí, al menos no real, si le dije que era casada y que era la primera vez que iba a un lugar así. Manuel decía que no necesitaba saber nada de mí, pero que, si más adelante volvía a regresar, que le avisara. Que me cuidaría de los que a veces quieren grabar, de los insistentes y hasta que, me llevaría a otros lugares para sexo rápido. El me dio su número y le prometí ser discreta, si lo volvía a contactar. También me explico como funcionaban las famosas cabinas y me dijo que, en la mayoría de esos lugares, iba a encontrar muchos gay o bisexuales, porque eran muy pocas mujeres las que iban. Se me hizo interesante el concepto de las cabinas y los famosos hoyos de gloria. Pero me había gustado la experiencia del cine y pensaba regresar cuando tuviera la oportunidad, esperando que fuera algo parecido.
Casi no dormí, porque Manuel se fue como a las 6 am, pero yo estaba feliz y satisfecha porque nunca había recibido tanta verga como en ese viaje. Me levanté como a las 9 de la mañana, cuando recordé que mi ropa estaba manchada y no podía regresarla así y me puse a lavar las partes manchadas. Llegue a mi casa como a las 12 del día y todavía sentía que las piernas me temblaban, pero había super valido la pena. Jony me recibió muy contento, preguntando como me había ido. Me invito a comer fuera y nos pasamos la tarde en una plaza donde había juegos para mi hija. Mi mente, estaba perdida en lo que había hecho la noche anterior y no podía evitar, excitarme mientras recordaba. En la noche, tuve un sexo increíble con Jony, recordando en mi mente todo. Desde la vergota de Manuel, la cantidad de tipos que me cogieron, incluso, el apestoso olor de cuando se juntaron todos.
Pasaron más de 2 meses, antes de que pudiera volverme a escapar y pasar otra noche loca, pero esa segunda vez, me acompaño Manuel. Solo nos escribimos un par de días para ponernos de acuerdo. Quedamos de vernos en el mismo cine y la cosa fue más o menos similar, aunque había menos gente que la primera vez que fui. Nos vimos afuera y entramos juntos, aunque no hablamos nada, solo nos saludamos con un beso en la boca. Manuel se sentó junto a mí, muy cerca de donde tienen el sillón y casi de inmediato, se saco la verga y comence a mamársela. Es curioso que el olor a pasto de Manuel, me hacia recordar solo cosas cachondas de la vez anterior. Tenia muchas ganas de que las cosas fueran tan cachondas como en mi primera visita.
Creo que como nos vieron entrar juntos, no se acercaron los otros hombres, tan rápido como la primera vez, cuando llegue sola. Pero me di cuenta que Manuel le hacia señales a alguien con la mano levantada para que se acercara. Unos minutos después, había tipos en la fila de abajo y otros en la de arriba, manoseándome mientras yo seguía mamando el rico pitote de Manuel. Él, les decía a los tipos que no fueran tímidos y que yo era una puta que buscaba que le dieran mucha verga. No me molesto escuchar eso, pero como no habíamos hablado, mas que para ponernos de acuerdo en el día y hora que llegaría, no esperaba tanta confianza. Yo no deje de chupársela y no se si Manuel o los otros tipos, me levantaron la falda y me quitaron el suéter que llevaba. Alguien me quito la tanga, aunque con un poco de trabajo, pero finalmente me quede con la pepa descubierta. Me acomodaron de lado en mi butaca y comenzaron a chuparme la pepa.
Manuel dijo que nos fuéramos de una vez al sillón y camino adelanté de mí, tomándome la mano. De camino para allá, me pregunto, “¿hoy si te vas a dejar coger chingón? o ¿va a ser como la vez pasada?”. No entendí muy bien a que se refería, si la vez pasada me cogieron muy rico y sentí que hice mucho mas que en toda mi vida, pero le respondí que haría lo que el quisiera. Cuando estábamos frente al sillón, el mismo Manuel me quito toda la ropa y esta vez, no me negué, porque no quería que la mancharan como la vez pasada. Lo único, es que, si guarde mi falda, el suéter y mi blusa en mi mochila, para no perderla. La tanga no la encontré, porque me la había quitado en la otra butaca y seguramente se había quedado, pero no pensaba ir a buscarla. Luego, Manuel me dijo que se las chupara a todos y me arrodille junto al sofá, rodeada de unos 5 o 6 tipos. Mientras yo se las chupaba, pude ver que había otros 4 o 5 tipos más, que se acercaban desde otras partes de la sala. Mientras se las chupaba, nuevamente me llego esa mezcla de olores no muy agradable y que, en realidad, no se distinguía que era exactamente, pero no fue sorpresa.
Manuel me llevo al sofá para comenzar a cogerme y me puso de perrito. Sentí delicioso cuando comenzó a meterme su pitote, ¡como había extrañado esa vergota entrando en mi pepa! No se a cuantos se la chupe, mientras Manuel me cogía. Luego se salió de mí y pregunto quien quería darme. Cuando sentí la siguiente verga entrando en mí, llevé mi mano a sentir si tenia condón. Cuando no sentí que lo tuviera puesto, me quite y le dije al tipo que se pusiera un condón. Manuel se agacho para hablarme de cerca y me dijo, “quedamos que ahora sí, te ibas a dejar coger chingón. O ¿no? Olvídate de esas madres, tu solo déjate llevar y disfruta como la puta que eres. Mejor que te dejen bien llena, para que al rato yo te limpie completita”. Estaba cachonda, pero me preocupaba que me volvieran a coger sin condón tantos tipos. Pero pensé, “¿a que vine? Pues si ya estoy aquí, es para disfrutar tanto como pueda”. De todas formas, Manuel le dijo al mismo tipo que me había comenzado a coger, que le siguiera así.
Mientras el tipo me cogía, no paso mucho para que me comenzaran a meter el dedo en el culo y me prendieron mucho. No se de quien era, creo al inicio fue Manuel y luego de algunos más, pero me calentó sentir tantos dedos en mi ano, mientras me cogían. Para cuando ese se quitó y se acomodó el tercero, Manuel les dijo que podían darme por el culo si querían. El tipo, comenzó por mi pepa, pero poco después, cambio de hoyo y me deje sin decir nada. A diferencia de la vez pasada, me había hecho un lavado, porque, aunque no me dejara en el cine, seguramente con Manuel, lo terminaría haciendo anal, como la vez pasada. Los siguientes, me la metieron por donde se les antojo. A algunos parecía gustarles más por mi pepa y a otros, solo por el culo. También había quienes cambiaban de agujero mientras estaban en su turno de cogerme. Cuando Manuel pregunto si faltaba alguien y todos habían pasado, me dijo que me montara en uno de ellos. Luego, él se acomodó atrás de mí y me la clavo por el culo, haciéndome una doble penetración que se sentía deliciosa. Antes de que el tipo o Manuel se vinieran, yo ya me había venido super rico.
Ya lo dije antes, pero ¡Dios, como me encanta la verga! No hay nada mas sabroso en la vida, que sentir que te la meten varios, el sentir que te cogen y te cogen, uno tras otro, hace que la sangre me hierva. Los que me cogían por atrás fueron cambiando varias veces y los que yo montaba se cambiaron 3 veces. Pero yo seguía queriendo más y más, no quería dejar de sentir tanto placer. Sin embargo, yo no era la única que recibía placer, pues pude ver como un par de tipos, se la chupaban a otros, de los que esperaban para cogerme. En serio, es super caliente ver a hombres chupándose la verga y que después, que esos mismos te la metan. Es algo, como saber que todo en esos hombres es pura lujuria y yo estoy ahí, para disfrutar de su lujuria.
Aunque en esa segunda vez, eran menos chicos, creo que lo disfrute mucho mas que la primera. También me di cuenta, que, aunque podían cogerme sin condón, si había algunos que se lo ponían. Hubo varios que me cogieron dos veces o más. También algunos se vinieron en mi boca más de una vez, pero creo que la mayoría, prefería venirse adentro de mi pepa. Casi desde el principio, me había dejado de preocupar y me trague el semen casi de todos. Nunca había tragado tanto semen, pero cada que alguno se descargaba en mi boca, trataba de saborearlo. Podía darme cuenta, de que a algunos les sabia mas dulce o mas agrio. A veces parecía agua y otras, era muy espeso, incluso a algunos les sabia como a cloro. Pero no pensaba desperdiciar nada, porque quería que la noche, valiera la pena. Además, tenia el pensamiento de que, si Manuel siendo hombre hetero, se comía el semen que me dejaban en la pepa, yo siendo vieja, no me iba a poner mamona.
Al igual que la vez anterior, poco a poco se fueron retirando, hasta que solo quedaron un par de ellos. Luego Manuel me pregunto si ya nos íbamos y me comence a vestir. Algo que paso en esa ocasión, fue que cuando pase al baño, un par de los empleados del cine me hablaron para preguntarme si había chance de coger conmigo. Yo acepte y ya con ropa, me cogieron en el baño, aunque uno de ellos, prácticamente se vino cuando me la metió, pero el otro, si me cogió por más tiempo. Jaja, ahora ya hasta me conocen los empleados y me cuidan, incluido el viejito de la taquilla, que fue medio frio la primera vez que fui. Ahora hasta me saluda y me dice cuando hay poca gente o cuando hay bastante (aunque nunca he visto que estén más de unas 30 personas en la sala).
Igual que la vez anterior, terminamos en un Motel Manuel y yo, pero esa vez, nos llevamos un invitado. Eso sí, Manuel comenzó a chuparme la pepa, en cuanto entramos a la habitación y se dedicó a mamármela, hasta que no dejo ningún rastro de otros, mientras yo calentaba al otro tipo, dándole unas mamadas. Lo cachondo de esa segunda noche con él, fue que el tipo que estaba con nosotros, me ayudo a sacarle el semen a Manuel. Por primera vez, vi a dos hombres coger y se me hizo extremadamente caliente ser parte de eso. Manuel se cogió al tipo, mientras él y yo hacíamos un 69. Particularmente y no me pregunten porque, pero me excito mucho chupársela al tipo que estaba sobre mí, mientras Manuel se lo cogía y le sacaba la verga del culo de vez en cuando para metérmela en la boca. El tipo no paraba de gemir, cuando sentía el pitote de Manuel, entrándole hasta el fondo, incluso gemía más fuerte, de lo que yo gemía cuando Manuel me la metía en el culo y finalmente, se vino en mi boca, mientras Manuel se lo cogía. Manuel todavía no se venía y se la siguió metiendo un poco más, hasta que la saco del culo del tipo y me la puso en la boca para venirse.
No me gusto que ellos se vinieron y yo todavía estaba muy cachonda, pero dándoles unas mamadas, se las puse duras de nuevo y Manuel me comenzó a coger. Luego me cogió un rato el tipo, pero después de que Manuel fue al baño, regreso para acomodarme para hacerme una doble penetración. Me hicieron la clásica doble penetración y doble vaginal, pero, aunque intentaron hacerme una doble anal, la verga del tipo, se salía, cuando la vergota de Manuel entraba. Dejaron de intentarlo, porque preferimos seguir disfrutando, que hacer que se nos bajara lo caliente, con cada intento fallido de la doble anal. Yo creo que si podría aguantarla, con dos vergas menos grandes que la de Manuel, pero no lo he intentado.
Creo que esa vez, me di cuenta realmente lo mucho que me encanta el sexo y más, cuando no es el sexo clásico y aburrido. Apenas una hora antes, me estaban cogiendo a lo mejor unos 9 o 10 tipos en el cine. Y si, me encanto dejarme llevar sin ponerles los límites que puse la primera vez. ¡Dios, realmente soy reputa y como me encanta la verga! A pesar de los malos olores, supongo, porque van allí después del trabajo, algunos de ellos, cogen bastante rico. Desde la vez anterior y esa segunda, me calentó mucho sentir muchas manos ásperas, algunas más finas, tocándome, con diferentes dedos entrando en mi culo y ni se diga la sensación diferente de cada verga que me metían. Incluso, besar a tanto tipo y sentir sus lenguas, sus diferentes alientos, desde agradables, hasta unos asquerosos, también me excitaba. Y ahora, estaba disfrutando con Manuel, cogiéndose al tipo al que yo le chupaba la verga. Y luego, ellos dos, cogiéndome por todos mis hoyos, dándome un placer inigualable. Estaba igual o más cachonda que en el cine, talvez porque era un tipo de sexo diferente. Me preguntaba, ¿Que más podría experimentar? ¿Qué cosas hay más locas que esto?
Durante un tiempo, cuando me escapaba, solo fui a ese mismo cine y solo una vez, no pudo ir Manuel conmigo. Después, me convenció de ir a las famosas cabinas y también fue super cachondo, pero eso pienso contarlo en otra historia. Solo una vez fuimos a los baños públicos que decían en internet y aunque fue excitante, todo fue como más tranquilo y sin más de un tipo participando, así que no me gusto tanto. Desde aquella primera escapada, ya pasaron casi 2 años y aunque me gustaría ir más seguido, no puedo poner el mismo pretexto a cada rato. Jony nunca ha sospechado nada, ni idea tiene de todas las cogidas tan ricas que he disfrutado cuando me voy en mis supuestos viajes. Pero siento que poder desahogar mis ganas de vez en cuando, a ayudado a sentirme mejor con él y volver a disfrutar el sexo con mi esposo.
Me considero afortunada, tanto de que mi esposo confié tanto en mí, como de haberme topado con Manuel en aquella primera vez. Se ha convertido en la compañía ideal, sin meterse en mi vida privada, sin preguntar, sin juzgar nada de lo que haga. Me lleva a lugares donde sabe que encontraremos hombres buscando sexo rápido y aunque sigo prefiriendo los cines (ya visité todos los cines porno, que hay allá), es interesante conocer otros conceptos. Desde que comencé a viajar solo para conseguir sexo casual, he descubierto lo mucho que me gusta el sexo grupal y con hombres bisexuales. Después de cada viaje, regreso satisfecha, contenta y con ganas de volver lo más pronto posible, aunque no puedo hacerlo tan seguido como quisiera. En parte, creo que está bien, porque entre más tiempo pasa, con más ganas llego de cogerme a todos los que se me atraviesen.
Supongo que, para muchos, no soy más que una tipa calenturienta, muy puta e infiel, pero amo a Jony, me gusta ser su esposa y la madre de su hija. Lo respeto y mis viajes son el único momento, en el que, me olvido de todo, de la rutina, de los problemas, de mi familia y solo me dedico unas horas a disfrutar de mí misma. ¿Es eso tan malo? Me case a los 19 años y comence a visitar los cines a los 22, actualmente tengo 24. No soy tan fea, al menos tengo más o menos buen cuerpo y no pienso desaprovechar, lo que me queda de juventud, amargándome poco a poco. A Jony no le tiene porque afectar, mientras no lo sepa y no tiene por qué enterarse. Además, es mucho peor tener amantes a los que ves con cierta frecuencia. De una u otra forma, pueden llegar a pensar que tienen algún derecho sobre mí, cuando en realidad, el único con derechos es mi esposo. Mientras, con los que cojo en mis escapadas, incluido Manuel, no hay ningún sentimiento, ni siquiera comunicación de ningún tipo.
Ya para terminar mi relato, les diré, que desde que comence a visitar la otra ciudad buscando sexo, ya no me siento ansiosa o insatisfecha, aunque ya hayan pasado semanas de que fui. Esos lugares como los cines porno, no son tan malos como parecen. Simplemente son lugares, donde sabes que todos los que van, andan muy cachondos y si tienen oportunidad de coger, simplemente lo hacen. Te ahorras las tonterías de ligar, de ver si te gusta o les gustas, de si, la otra persona quiere o no irse a la cama y te arriesgas menos a ser descubierta. La mayoría respeta lo que quieres y no quieres hacer. Por ejemplo, a mí, me gusta más el sexo sin condón, porque me gusta que Manuel me limpie. Pero si lo pidiera, mayormente lo respetarían y lo usarían. Lo único malo que le veo y a lo que todavía no me acostumbro, hasta después de un rato, son los malos olores y esos me los he encontrado en todos los lugares que he ido. Pero creo que cuando tienes sexo grupal, es normal que muchos hombres tengan aromas fuertes y algo desagradables. Con lo cachondo se te olvida y después de un rato, ya ni lo sientes.
Se que me extendí demasiado, pero no quería olvidarme de nada, aunque a lo mejor, algo se me paso. No escribí mi experiencia para recibir criticas o preguntas idiotas de que, ¿Por qué lo hago? ¿sino me preocupa que se entere mi esposo? ¿sino me dan miedo las enfermedades? O cualquier cosa del estilo. Solo quería que supieran, que si existimos las mujeres a las que nos gusta el sexo diferente y nos atrevemos a disfrutarlo. Estoy segura de que, no soy la única que tiene sus formas de conseguir mucho sexo, pero no lo comparten. Tan solo en los cines, ya me he encontrado con parejas (hombre y mujer) y a chicas que como yo, van solas. Así que no debemos ser tan cerrados y aceptar, que hay de todo y para todos. Talvez, más adelante, escribe de los otros lugares a los que me llevo Manuel, como las cabinas y los baños públicos.
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Un relato excelente 👌 no sabes lo ricooo que me la jale con tu historia y lo mucho que desearía encontrar una mujer como tu para saciar nuestras necesidades sexuales mutuamente y cumplir fantasías así de ricas . . . Como petición y no se si tu quisieras me gustaría saber más de las cosas que hiciste cuando estabas más jovencita y vivías tu doble vida de niña inocente y zorra en busca de hombres … pero lo que tu quisieras contar esta excelente y obviamente claro que quiero saber más sobre ti y las cosas que haz echo … saludos
Mi esposo me ha propuesto que vayamos a ese tipo de cines, pero me da un poco de miedo, ya que mi experiencia es básicamente con amigos de él. Aunque me emociona coger con algunos desconocidos, me da la impresión de que pudieran no respetar solo lo que se les permita hacer o que se pongan agresivos. Ojala, leas esto y me pudieras dar algunas recomendaciones o explicar un poco mas, lo que se puede esperar de esos lugares (cines porno). Te felicito por compartir tu experiencia.
Lulu me gustaría cogerte a discreción