Mi papá me atrapo cogiendo con mi perro | Parte II
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Soy Pily de nuevo, siguiendo con la segunda parte de la historia de porqué, después de que mi papá me atrapó cogiendo con uno de mis perros, volví a hacerlo. Como les dije antes, mi primera experiencia sexual y las siguientes, fueron con los perros que teníamos en el rancho de mi papá. Cuando me atrapó, cogiendo con uno de ellos, mato al Coco a machetazos y a mi me golpeo tan fuerte que me mando al hospital, con un brazo roto. Me corrió de la casa y mi mamá me llevo a vivir a la casa de su hermana, que vive en otro pueblo, como a una hora de distancia. Dejé la escuela, a mi novio y a mi papá, nunca mas lo volví a ver. Mi papá, se enfermó unos años después y no quiso que lo visitara, así que, se murió, sin que nos volviéramos a ver. A mi mamá si la veía una o dos veces al mes, pero nunca hablamos de lo que había pasado. A mis hermanos y hermana, los vi solo cuando acompañaban a mi mamá a verme, pero, aunque me saludaban, nunca nos volvimos a llevar bien. Según, mi mamá le llevaba dinero a mi tía para mis gastos, pero en realidad, me tenía como sirvienta, solo a cambio de comida y techo.
Al principio, mi tía se portó bien conmigo, obviamente yo la ayudaba en todo lo de la casa. Pero poco a poco, ella dejo de hacer cosas y todo lo tenia que hacer yo. No es que fuera huevona y sabía que, si estaba de arrimada, tenia que ayudar. Pero como no estaba en la escuela, tenia que atender no solo a mi tía, sino también a mi primo, mi prima y al esposo de mi tía, sin importar la hora o el día que fuera. Tampoco podía salir a otra cosa, que no fuera a comprar o a mandados de mi tía. Pero así, saliendo por ratos, conocí a algunos chicos, pero yo lo que quería, era salir de la casa de mi tía y ninguno de los que conocía, podía ayudarme. Algunos querían andar conmigo, pero como no podía salir mucho, solo se quedaba en intensiones. Hasta que un señor que se llamaba Aurelio, me comenzó a hablar con intensiones de ligarme. Él, tenia una recaudería en un mercadito y decía que era soltero, aunque mas bien era divorciado. Aurelio tenía 31 años, era gordito y simpático, pero no me gustaba mucho que digamos. Aunque me tiraba la onda, me caía bien, comence a platicar con él, cuando iba al mercado y le platique la situación con mi tía.
Comenzó a decir que quería casarse conmigo, aunque realmente, yo todavía no podía casarme. Luego, comenzó a hablar más en serio, ofreciéndome que me fuera a vivir con el y que me daría todo lo que quisiera. Pues, aunque él, tenía dos hijos que vivían con su mamá, vivía solo y decía que su casa, seria toda mía. Me fue convenciendo, diciéndome que, podría hacer lo que quisiera, como regresar a terminar la escuela o trabajar con él en el negocio, si yo quería. Pero ni siquiera era mi novio, ni habíamos tenido nada de besos o algo más. Solo nos tratábamos por ratos, cuando iba cada 3 o 4 días al mercado. Pero finalmente, ya estaba harta de mi tía y su familia y termine aceptando. Antes del día que me iría con él, hablamos de que, cuando estuviera en su casa, no podía salir mucho durante poco mas de un año, hasta que, mi familia no pudiera hacer nada contra él. Después, yo podría decidir si quería seguir estudiando o ir a su negocio a ayudarlo. Finalmente, un día, salí a comprar el mandado y ya no regresé a la casa de mi tía.
Llegue a la casa de Aurelio, literalmente sin nada, solo la ropa que llevaba puesta, mis papeles que llevó un día mi mamá y los $500 que me había dado mi tía para comprar el mandado. Aurelio o Güello, como le decían todos, desde que acepte irme con él, fue comprando ropa para mí, aunque la mayoría me quedo un poco grande y no era muy de mi gusto. Me enseño su casa, me dijo que no tenia que hacer nada, porque iba una señora 2 veces por semana a hacer la limpieza y a lavar la ropa. Solo me tenia que preocupar por hacer de comer o esperar a que el llegara, para ir a comer a algún lado. En la noche, me fui a dormir con el por primera vez. Sin antes habernos besado, sin haber sido nada mas que conocidos, pero sabia que tenia que coger con él. Iba a ser mi segundo hombre en mi vida, de hecho, había cogido mas veces con mis perros, que con mi ex novio y no sabia como iban a ser las cosas o si me iba o no a gustar. La verdad, no fue difícil, comenzamos con algunos besos que me calentaron y en un rato más, lo tenía sobre mí, cogiéndome muy rico, aunque me aplastaba un poco. No me preocupaba embarazarme, porque Güello, me había dicho que tenía la vasectomía.
No se si fue por la falta de experiencia de mi exnovio, porque Güello era mucho mayor, o porque tenía meses sin coger, pero me gustó. Me puse muy caliente con él, he hicimos de todo, desde mucho sexo oral de ambos, hasta cogidas en varias posiciones. Su verga, aunque era apenas un poco mas grande que la de mi exnovio, me hizo sentir bastante más, que lo que sentía con mi exnovio. Me sorprendió, que, aunque Güello no me gustaba mucho, me pudiera hacer sentir tanto como me hizo sentir, incluso, pude llegar a mi máximo una vez. Pero no voy a mentir, aunque no quería pensar en eso, me vino a mi mente, el recuerdo de lo que sentía con mis perros. Y aunque me gustó, también Güello se quedaba lejos de ellos, aunque al menos, pude sentir mas que con mi exnovio. Siento que nos acoplamos muy bien desde el principio y todos los días, esperaba que dieran las 6 pm, para que llegara Güello y coger un rato antes de cenar. Luego en las noches, volvíamos a coger hasta quedarnos dormidos. Yo pensaría que, al ser gordito no tendría tanto aguante, pero Güello siempre tenía ganas de cogerme.
Güello, comenzó a llegar a la casa, con lencería, ropa que no usaría en la calle, zapatillas bien altas, DVDs con películas porno y hasta algunos juguetes sexuales, que compraba cuando iba a la ciudad. Pasaron los meses y aunque no estaba enamorada de Güello, me encantaba todo lo que hacíamos en la cama. Vestirme como puta para él, usando todo lo que me compraba y usar los juguetes para calentarnos antes de coger. Con él, hice muchas cosas por primera vez, como el sexo anal, hacer juegos, donde yo simulaba ser su hija o su alumna, y que terminábamos teniendo sexo. Hasta cosas como que me amarrara a la cama, simulando que me violaba. Era divertido y francamente, ya no pensaba mucho en el sexo con mis perros, aunque llegaba a mi máximo, muchas menos veces que con ellos. También con él, vi mis primeras películas porno, pues acostumbraba comprar DVDs de los que vendían en los puestos del mercado o cuando iba a la ciudad. Me sentía cómoda con Güello, me consentía, me compraba muchas cosas, no solo sexuales. Además, no tenía que hacer demasiado en la casa y para mí, fue una de las mejores épocas de mi vida.
Paso más de un año, donde me di cuenta que ni mi tía, ni su familia me buscaban, porque ya me los había cruzado algunas veces y ni siquiera me hablaban. Ya se acercaba la fecha de mi cumpleaños, donde podríamos casarnos, y aunque Güello estaba emocionado, yo no estaba tan segura de casarme. Sentía que no tenía muchas opciones, era como que, no había podido elegir y eso no me gustaba mucho. En general, me gustaba coger con Güello, me gustaba como me trataba, incluso, aunque, físicamente no me gustaba mucho, era agradable para mí. Lo único de lo que podía quejarme, era cuando tomaba. Cambiaba mucho, se volvía grosero para hablar, más violento para coger, pero, sobre todo, quería hacer cosas conmigo, que no me gustaban mucho. No voy a entrar en muchos detalles, pero a grandes rasgos, eran básicamente 3 cosas.
La primera, que le gustaba que nos saliéramos a coger desnudos a su patio, que, aunque era grande y bardeado, las casas de sus vecinos, también eran de dos pisos y se veía nuestro patio. La segunda, que normalmente, también era en el patio, es que quería hacer cosas muy sucias, que no me gustaban. Lo menos era llenarme la vagina con tierra o lodo, para después cogerme, aunque al principio se sentía rico, siempre me dejaba muy rosada. Luego estaba lo mas desagradable, como hacerse pipi o popo en mí, o yo en él. Eso me parecía asqueroso y no me causaba nada de placer. Por último, se ponía a decirme que quería que me cogieran otros hombres y el, ver todo. Pero quería que fueran lo mas viejos y feos posibles. Porque le calentaba, verme como chamaca, cogiendo con tipos así. Supongo que era por los juegos que a veces hacíamos, porque decía que imaginaba que algún tipo así feo, me violaba. Eso nunca lo acepte, pero me insistía mucho cada vez que tomaba y me daba miedo, que un día llevara a alguien.
El caso fue, que al final, si me case con él, e hizo una fiesta bien grande en un salón, con grupo y toda la cosa. Obviamente, no fue nadie de mi familia, pero la familia de Güello, la verdad es que me hicieron sentir como si fuera la mía. Unos meses después de casarnos, mi pasado me alcanzo, cuando Güello llego un poco tomado y me dijo que quería hablar conmigo. Pensé que iba a pedirme que hiciéramos algo de lo que les mencioné antes, sobre coger con algún tipo, pero no era nada de eso. Resulto que, Güello había ido a comprar mercancía al pueblo donde vivía mi familia. En medio de una plática, Güello menciono que se había casado conmigo y que yo era de allá. Cuando supieron quien era yo, le dijeron su versión de porque me había ido del pueblo. A Güello le dijeron que me fui, cuando mi papá descubrió, que yo cogía con todos los animales que tenia en el rancho. Le echaron desmadre sobre que, si me cogían los perros, los cerdos y hasta caballos, que entonces él, de seguro no me hacía ni cosquillas. Me dolió saber que la gente sabia algo, aunque exagerado. Porque los únicos que podían haber hablado de eso, eran mis hermanos o mi papá, que ya estaba muerto.
Bueno, esa fue nuestra primera pelea, pues decía que se sentía engañado y humillado, por lo que le dijeron. Pero decía que, necesitaba escuchar de mí, si era o no cierto, todo lo que le dijeron y porque no se lo dije yo. Pensé en decirle que todo eran chismes, pero al final, por primera vez, conté absolutamente todo lo que había pasado, cómo y por qué. Al principio, estaba molesto, por mi falta de confianza, pues decía, que después de todo lo que habíamos hecho, desde antes de casarnos, pensó que no le tenia secretos. También me dijo que, para él, no era algo malo, porque muchas personas lo hacían, aunque no andaban por ahí diciéndolo. Al final, entendió que me daba pena, tal vez, mas por que fue mi papá el que me atrapo, que por coger con perros. Al final nos abrazamos y me hizo prometerle que siempre le diría todo, por malo que pareciera. Poco después, nos fuimos a la cama para reconciliarnos con una cogida. Prácticamente todo el tiempo que cogimos, fue un interrogatorio de Güello, sobre que hacía y que sentía al coger con mis perros. Al principio, me era incomodo hablar de eso, pero conforme me fui calentando con la cogida, me fui abriendo más con Güello.
Con los días, como que se le metió la idea de conseguir un perro, porque quería verme cogiendo con uno. Un día, sin avisarme, llego con un perro que le regalo un amigo suyo y me dijo que se llamaba Pulgas. No era un perro de raza, pero comparado con los míos, este estaba muy bonito. Era extremadamente mansito y cariñoso, rápidamente tomo confianza en la casa. Nunca supimos que edad tenía, pero ya no era un cachorro. Güello no perdió el tiempo y desde la primera noche que estuvo el Pulgas con nosotros, quiso que cogiera con él. Fue extremadamente complicado que se interesara en mí, a diferencia de mis perros, que realmente eran unos calientes. Yo le explique a Güello, como lo hacía con mis perros, pero con el Pulgas no funcionó. Aunque, conseguimos que se pusiera caliente, masturbándolo por un buen rato. Apenas pudimos hacer que me lamiera un poco la vagina y luego pude darle unas chupadas. La primera noche no cogimos el Pulgas y yo, pero Güello estaba bien caliente, solo por la mamada de verga que le di al Pulgas.
Esa noche, Güello y yo, cogimos muy rico, yo caliente por haber vuelto a sentir la verga de un perro, aunque no me cogiera. Creo que me sentí parecido a cuando empezaba a dejar, que mis perros me lamieran. Esa emoción de estar haciendo algo nuevo, con el cuerpo caliente solo de pensar que lo iba a disfrutar. Aunque no me cogió el Pulgas, de verdad sentí algo muy similar a mis primeras veces, solo que sin el miedo de ser atrapada. Yo pensé que me daría pena que Güello estuviera ahí y viera lo que hacía con el perro, pero la verdad es que, me dio igual. Con los días, los juegos con el Pulgas funcionaron y cada vez, se interesaba más en mí. Aunque Güello quería ayudar a que me cogiera el Pulgas, sugiriendo que me pusiera en cuatro y que me montara. Pero así, los perros rasguñan mucho y costaba que se quedara sobre mí. Al final, se me hizo más sencillo, como lo hacía antes, acostada bocarriba, con el Pulgas en medio de mis piernas. Lo intentamos en la cama, pero le quedaba muy alta al pulgas y terminamos en uno de los sillones de la sala.
Habían pasado poco más de 2 años desde que me atrapo mi papá y tenía miedo que me doliera como la primera vez. Hice lo mismo que hacía con mis perros las primeras veces y sujeté su verga desde su bola, para que no la metiera de golpe o con demasiada fuerza. Funcionó, pues comenzó a cogerme sin que me doliera mucho. Y cuando me sentía mas caliente, solté su verga y dejé que me cogiera como quisiera. No tenia idea de cuanto extrañaba esa sensación de sentir una verga de perro dentro de mí. Desde ese dolorcito al entrar, los piquetes en mi estómago, lo caliente y las palpitaciones de su verga, y sobre todo, cuando se viene y sientes algo caliente esparciéndose por dentro. Incluso el olor a perro, se me hacía muy excitante, pero en general, extrañaba sentir un perro contra mi cuerpo. Llegue a mi máximo cuando comenzaba a quedarse quieto, pero no lo quité, pues no tenía esa prisa de irme a ningún lado, ni el miedo de que alguien llegara. Güello se acercó y me pidió que le chupara la verga y por un momento, recordé alguna de las escenas que había en mis viejas revistas. Aunque en ese momento, no me di cuenta, pero ya no imaginaba que era un hombre el que me cogía, como lo hacia antes. En realidad, me gustaba que fuera el Pulgas, me calentaba que fuera un perro y no un hombre.
Comenzamos una nueva etapa sexual, en mi matrimonio con Güello, donde el 90% de las veces, el Pulgas tenia que estar con nosotros. Ya fuera cogiendo con uno de ellos, mientras al otro se la chupaba. O intentando nuevas cosas, como juegos con el semen del Pulgas, dobles penetraciones o sexo anal con el Pulgas. Aunque, eso si era muy doloroso para mí, sobre todo si se metía su bola y se pegaba. El problema del sexo anal con los perros, es que llega un momento que se quieren quitar y duele mucho cuando se jalan y la bola sale. Así que, tenía que estar, verdaderamente muy caliente, para que lo hiciera. También seguimos con nuestros viejos juegos de que Güello me amarrara para violarme, o simular que era su hija, solo que ahora, el Pulgas participaba. Además, tenia todo el día para coger a solas con el Pulgas, mientras Güello estaba en el negocio, menos los 2 días que iba la señora a limpiar. Pero por lo regular, para cuando llegaba Güello, yo ya había cogido con el Pulgas por lo menos 2 veces, durante el día.
Así, me di cuenta que era muy cogelona, pues si por mi hubiera sido, hubiera tenido al Pulgas todo el día cogiéndome, porque me encantaba. Pero realmente, llego un momento, que el pobre Pulgas me tenía miedo y casi se escondía de mí. Pero es que, de verdad, me calentaba muy fácil, a veces, viendo las escenas de alguna novela, una película normal o una porno. También, cuando el Pulgas metía su hocico bajo mi falda para olerme la vagina o el culo. A veces solo de verlo echado, me ponía caliente. Incluso, si el Pulgas me había cogido un rato antes, al sentir que se me salía su semen de la vagina, me volvía a poner cachonda. Era algo que no podía evitar y teniendo todo el tiempo del mundo y al Pulgas ahí, pues lo hacía todas las veces que podía. Lo único malo, es que me seguía dando miedo que Güello tomara. Pues, aunque desde que, llego el Pulgas, había dejado de pedirme que cogiera con otros. Seguía pidiendo cosas desagradables, pero ahora involucrando al Pulgas. Ya saben a lo que me refiero y eso no me gustaba. Pero en general, había comenzado una etapa de mucho sexo divertido y muy caliente. Que Güello consiguiera al Pulgas, lleno mi vida de muchas emociones y el placer que nunca había experimentado, de tener siempre a un hombre y un perro para mí.
Unos 6 o 7 meses después de que llego el Pulgas, Güello me pregunto, si quisiera que tuviéramos un segundo perro y le dije que sí. A los pocos días, llego con otro perro, pero esta vez, era un cachorrito de Pastor Alemán de apenas un mes y medio. Le pusimos Bronco, porque al jugar, brincaba como un caballo de rodeo, con las patas de atrás. Bueno, no era lo que esperaba, pero fue bueno comenzarlo a acostumbrar desde pequeño a las caricias en su verga y a pasar tiempo entre mis piernas. Para los 4 meses, era un experto lamiendo mi vagina y culo, además, dejaba perfectamente que jugara con su verga usando mi mano. Para los 6 meses, comence a chupar su verga y el ya se calentaba mucho, pero comence a coger con él, hasta que tuvo los 8 meses. A partir de ahí, para mi era perfecto, dividir mi atención entre el Pulgas y el Bronco. Aunque, creo que el mas agradecido, fue el Pulgas, que poco a poco, dejo de esconderse de mí y comenzó a buscarme de nuevo. Pero también, nuestros juegos con Güello y los perros, se volvió mas diverso con los 3 participando y me encantaba ser el centro de atención de los 3.
Durante el día, me tomaba un par de horas por la mañana, siempre que no fueran los días de limpieza, para coger con mis 2 perros. A veces, cogía con uno y cuando ese terminaba, cogía con el otro. Había días, que los dos andaban mas calientes y no querían esperar su turno, así que yo, trataba de tener entretenido al que esperaba con algunas mamadas, mientras el otro, terminaba de cogerme. El Bronco, posiblemente porque le enseñamos desde cachorrito, si podía cogerme de perrito sin rasguñarme. Pero con el Pulgas, no podía, porque pataleaba demasiado y siempre terminaba rasguñada. Con el Bronco, era menos doloroso el sexo anal, porque era mas tranquilo y no se jalaba tanto. Aun así, prefería coger analmente con él, cuando Güello estaba presente. También, encontramos que era más rico hacer las dobles penetraciones con el Bronco, porque se quedaba más tiempo y era menos inquieto. Intentamos varias veces una doble penetración de mis dos perros, pero simplemente, el Pulgas no podía, si el Bronco también me la metía. De verdad, para mí, era divertido y muy caliente, toda la cantidad de cosas que podíamos hacer los cuatro juntos.
Así, fueron pasando los años y me sentía muy bien con lo que tenía, incluso, puedo decir que llegue a querer muchísimo a Güello. El Pulgas se murió unos 4 años después de que llego con nosotros y me dolió mucho. Pero el Bronco, estuvo solo un par de meses sin compañía, pues Güello compro otro cachorro de Pastor Alemán. Le pusimos Zuko, porque le encantaba meter el hocico en los sobres que tirábamos del saborizante de esa marca. Era muy travieso, mucho mas que el Bronco o el Pulgas y al ser inquieto, nos costó un poco más, acostumbrarlo a interactuar conmigo. También resulto mas ansioso para coger, que todos los otros perros que he tenido. Lo que hizo casi imposible que participara en dobles penetraciones. Pero al mismo tiempo, se volvió mi perro favorito para coger solo conmigo. Era casi como un hombre, empujando todo el tiempo, sin poderse quedar quieto mucho rato y me hacía llegar a mi máximo rápidamente. Los orgasmos con él, siempre han sido los mejores que he tenido en mi vida.
Todo iba muy bien y realmente sentía que era feliz con mi familia de Güello y nuestros perros, aun con nuestros defectos. Ni siquiera me preocupaba que no iba a tener hijos, por la vasectomía de Güello. La calidad de sexo con Güello, no bajo en los 9 años que llevaba viviendo con él, pero si la cantidad. A pesar de que ya no era una mocosa como cuando nos juntamos, seguíamos haciendo los juegos que siempre nos gustaron. También, era normal que antes de coger con Güello, cogiera con los perros o incluso estuvieran los 3 conmigo. Pero creo que, como subió aún mas de peso, ya no aguantaba que cogiéramos todos los días y solo lo hacíamos 2 o máximo 3 veces por semana. Y aunque tenia al Bronco y al Zuko, para darme el placer que necesitaba, extrañaba coger con Güello como antes. Extrañaba esperarlo todos los días, a que regresara para coger antes de cenar y repetir, antes de dormir. Pero en general, yo diría que éramos felices y aunque a veces peleábamos por tonterías, nunca fue por nada tan serio.
Entonces hice la peor pendejada que podía hacerle a mi vida. Como ya saben a estas alturas de mi historia, yo solo había estado con 2 hombres en mi vida. Un ex novio que me gustaba mucho y Güello, que, aunque no me gustaba, le había agarrado mucho cariño. Para mí, era imposible, que no me gustaran algunos hombres, sobre todo, cuando eran mas o menos de mi edad. No creo que haya sido realmente bonita alguna vez, pero no era tan fea. Lo chaparra, nunca se me quitó, pero lo flaca y plana, tenia mucho que no lo era. Mis tetas habían crecido mucho y a mis 25 años, después de ser muy flaca, me gustaba mucho mi cuerpo. Sin embargo, nunca había pensado en engañar a Güello. Tanto porque no se lo merecía, como porque, pensaba que era difícil que encontrara otro hombre, que compartiera tantas cosas que me gustaban. Y si, me refiero a que, Güello y yo, nos acoplábamos muy bien con nuestros perros. Eso no significa, que no me gustara que me coquetearan, incluso si eran los amigos vetarros de Güello.
Pero hubo un chico que nos entregaba la carne para la comida, y los huesos para mis perros, con el que comence a tener pláticas cuando iba a la casa. A esa hora, casi siempre estaba sola, a lo mucho con la señora de la limpieza o su hija, que a veces iba en su lugar. La verdad, el chico que se llama Alejandro, me gustaba mucho y era un par de años menor que yo. De las pláticas, en pocos días, fuimos pasando de tomarnos las manos y después a los besos. Él quería coger conmigo y me decía que estaba loco por hacerme el amor, pero siempre le dije que nunca lo haría en mi casa. Llegamos a calentarnos mucho con manoseos y muchas veces, estuve a punto de ceder y coger con él, en mi casa, pero al final me resistí. Luego, un día, me quede de ver con Alejandro en un lugar lejos de mi casa y paso por mi en su moto. Nos fuimos hasta las afueras del pueblo y nos metimos a un monte. Finalmente, cogimos un buen rato, de hecho, estuvimos en el monte como 2 horas, entre pláticas y un par de cogidas. Pero, aunque me había calentado mucho, porque me gustaba, no llegue a sentir ni la mitad de lo que sentía al coger con Güello.
Digamos que, estaba un poco decepcionada, porque pensé que, coger con otra persona mas joven que mi esposo, me daría un placer diferente y no fue así. Era como si faltara una chispa, que si tenia con Güello, y que nada tenia que ver con mis perros. Aun así, me seguí viendo con Alejandro 3 o 4 veces por semana, para irnos a coger al monte. Pero yo idiota, pensaba que, con que se viniera afuera de mí, bastaba para no embarazarme. Pero como a los 7 meses de verme con Alejandro, me dejo de bajar mi regla y me empecé a sentir mal. Al principio, no me espanté, pero después de unos días, razoné que podría estar embarazada y obviamente no era de Güello. Le dije a Alejandro y me llevo a comprar una prueba de embarazo y salió positiva. Fue hasta ese momento, que me di cuenta que toda mi vida se podía ir a la mierda otra vez. Al mismo tiempo, vi como Alejandro, sin el más mínimo remordimiento, me dejaba sola con mi problema. Dijo que no podíamos estar seguros que fuera de él y no podía hacerse cargo de un hijo.
Se atrevió a exigirme que le dijera a Güello que era de él, incluso cuando le explique que tenia vasectomía, dijo que viera la forma de que me creyera. No se me hacia justo para Güello, ni que lo hubiera engañado, ni que se hiciera cargo de un hijo ajeno. No sabia que hacer y me sentí, mas sola que nunca en mi vida. Cuando le dije a Alejandro, que me llevara a la ciudad a hacerme un aborto, dijo que él no podía. Lo primero que dijo es que no tenia dinero, como si le estuviera pidiendo. Cuando le dije que yo tenía dinero, que solo quería que me acompañara, porque no sabia andar en la ciudad, dijo que no tenia tiempo. Después de esa plática, el muy maricón dejo de llevarme la carne y mandaban a otro tipo. Ahí me di cuenta que Alejandro le debía haber contado a otras personas que andábamos cogiendo. El nuevo tipo que llego, comenzó a hacerme plática y a coquetearme desde el primer día. Pero con mi problema, no tenia cabeza para soportarlo. Cuando le di el cortón a ese chico, me dijo que, con él, no había problema, que era tan discreto como Alejandro.
No saben lo mal que me sentí, tanto por engañar a Güello con el idiota de Alejandro, como por no darme cuenta, que, seguramente había mas gente que sabía. Aunque no estuviera embarazada, si yo no le decía a Güello que lo engañe, tarde o temprano, le podrían llegar los chismes y más en un puto pueblo de mierda. Yo ni siquiera sabia que tiempo tenia de embarazo, ni sabia a donde llegar, en caso de que me fuera sola a la ciudad a hacer un aborto. Ni siquiera sabía si había algún lugar donde los hicieran. Sentía una desesperación, que no puedo expresar con palabras y sentía que todo se me venia encima. La única esperanza a la que me aferraba, era a que Güello me quisiera lo suficiente para perdonarme. Incluso, pensé que, como él, por un tiempo, quería que cogiera con otros, podría ofrecerme a hacerlo con quien el quisiera. Esperaba que en verdad me perdonara y pudiera seguir siendo su esposa. Imaginen, no tenia ni la prepa terminada, nunca había trabajado, mas que de sirvienta en la casa de mi tía. No podía regresarme a la casa de mi familia, porque no sabia si me recibirían, pues desde que me escape con Güello, no sabia nada de ellos.
No pensé que mi historia se hiciera tan larga, creo que voy a dejar hasta aquí y después, escribiré la tercera parte, que espero que sea la última. Todavía hay mucho que contar, desde ese entonces, hasta ahora. De igual forma, les agradezco si es que se han tomado el tiempo de leer, incluso, si no leen la parte que sigue. La verdad, escribir esta parte, a mi me trajo muchos recuerdos y me siento algo triste. Así que los dejo por ahora.
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Una historia magnífica, exitante y muy buena esperare con ansias la 3ra parte …. saludos
Gracias. Acabo de mandar la tercera parte
¿En serio te embarazaste de otro? Te pasaste de pendeja amiga. Ya quisiera yo encontrar un hombre como tu Aurelio, que me tuviera como reina, porque estoy bien salada con los hombres, todos me salen bien mujeriegos y encima, mantenidos. Siempre he tenido la fantasía de coger con un perro, pero me dan mucho miedo. ¿Qué más paso? ¿Qué hiciste?
Sí, ya sé qué me pasé de pendeja y no sabes como me arrepiento. Ya mandé la última parte de mi historia y ahí explico todo lo que paso despues.
Mi esposa y yo, estamos muy enganchados con tu historia desde la primera parte. Aunque no es una justificación, se entiende un error como el tuyo, considerando tu juventud e inexperiencia. Estaremos pendientes de la siguiente parte.
Gracias, pero no estoy de acuerdo, porque no me faltaba nada y no pensé en las consecuencias que explico en la siguiente parte. Supongo que cuando la lean, me van a odiar tanto como yo me odio. Pero gracias de nuevo.
Definitivamente soy fan de tus historias
Muchas Gracias por compartir 🥰
¡Gracias Diana! 🤗