Meaba en la calle cuando una doña me agarro la verga y terminamos cogiendo
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Iba saliendo de un bar, después de tomar algunas chelas, me detuve a mear en una zona oscura y de repente, sentí unas manos femeninas agarrando mi verga. Di un salto por el susto, porque no esperaba que alguien llegada por detrás y no sabía si alguien me estaba haciendo una broma, me habían atrapado para arrestarme o al menos regañarme. Al girarme para ver quien era, vi a una señora de las que barren las calles, de las que les dicen “naranjitas” y mientras miraba como me subía el cierre de los pantalones, me dijo que no pasaba nada y que estuviera tranquilo. Yo todavía asustado, me disculpé con ella y le dije que ya me andaba. Con una ligera sonrisa, dijo algo así como, -“no mijo, tranquilo, aquí todo mundo se viene a orinar. Pero te vi solito, con esa cosita rica de fuera y pos yo con ganas, pos no me aguante. ¿No quieres una mamadita aunque sea?”.
No voy mentir diciendo que la doña estaba buenísima, ni nada de eso, aunque luego vi sus tetas y azo puta madre. Al principio, cuando me dijo de la mamada, me saco de onda y voltee a todos lados, como esperando ver si no había alguien por ahí. Lo único que se me ocurrió decirle, fue que no llevaba lana, pensando que, a lo mejor, me querría cobrar. Ella se acercó y puso su mano sobre mi pantalón y la comenzó a frotar. Me dijo, -“No mijo, a mi edad estoy para pagar por eso, no pa que me paguen. Aquí metidos nadie nos ve, te doy una mamadita de volada y pus ya te vas bien servido”. La neta, si me paro la verga con la frotada que me estaba dando y pues, le dije que sí, pero que donde no nos fueran a ver. Nos metimos un poco más adentro del terreno donde me pare a mear y ella misma me bajo el cierre, saco mi verga y se la metió a la boca. La cabrona de la doña me dijo “hay mijo, que rica verga, todavía tiene saborcito a tu pipi”.
No sé si porque andaba medio pedo o por lo que dijo la doña, pero si me calenté cabrón. Ella me agarraba los huevos con una mano y los masajeaba, mientras con la otra, agarraba mi perna y empujaba mi verga a su boca. Me la chupo un poco así y luego se la saco de la boca para decirme, -“agárrame de los pelos y empújamela toda, sin miedo mijo, todavía aguanto”. ¡Puta madre! Ya estaba cachondo y se la empecé a empujar con fuerza y ella ni se quejaba, solo a veces tomaba aire y le seguía. Me la seguía chupando, pero era pura garganta profunda y cuando tomaba aire, me decía que le encantaba la verga. Seguí empujándole la verga en la boca por unos minutos y cuando sentí que casi me venía, el avise, pensando que querría quitarse. En lugar de eso, saco mi varga rápidamente para decirme, -“Si mijo, esta bien, dámelos” y volvió a meterse mi verga en la boca. Sentí como empezaba a reventar dentro de su boca y en ningún momento la saco, hasta que ya no me salió nada.
Azo puta madre, tenía tiempo que no me deslechaban con la boca de esa forma. Ella se levantó mientras yo me guardaba la verga y me dijo, -“hay mijo, te salieron un chingo y que ricos los tienes. Me llamo Conchita y si otro día andas con ganas de que te los saquen, como a estas horas, pues por aquí me encuentras. Al menos no los vas a echar al baño”. Ya más tranquilo, le dije que me llamo Luis y le di las gracias, pero nuevamente me dijo -“gracias tengo que darte yo, ya me urgía un poco de colágeno. Con mi viejo puras perdidas, para su pinche pitito, no sé cómo me hizo dos hijos el hijo de puta y para colmo, ya le salen hasta agrios, no como los tuyos de ricos”. La verdad la doña me estaba haciendo reír, porque además lo decía con cierta gracia. Luego me pregunto -“¿te espante? ¿qué pensaste? ¡ya me la arranco la bruja! Pues no, la bruja solo te la quería ordeñar”. No se me ocurrió que decirle y solo le dije que la chupaba muy rico. Ella se rio y dijo -“no mijo, eso no fue nada. Yo puedo sacarte la leche de muchas formas y algunas, te aseguro que ni te imaginas. Así como me vez, tuve mi época dorada y no había cabrón que se me fuera con leche guardada”.
Mientras salíamos del terreno, me volvió a decir que cuando quisiera, que no tuviera pena, que la buscara para que me deslechara. Ya cerca de mi coche, me despedí, le di las gracias y me fui para mi casa. La verdad, la doña no es un viejorrón y ya debe andar cerca de los 50, pero al menos no es gorda, porque no me pasan. De cara, pues… no es horrorosa, al menos no tiene los dientes picados y no se ve que le falten. Tampoco es un adefesio, pero supongo que, de joven, su jale estaba en su cuerpo, más que en la cara. Dejé pasar la experiencia de la doña cachonda, pero unas 3 semanas después, nuevamente fui a chupar con los compas y salí del bar, pasadas las 3 de la mañana. Perdí un poco de tiempo en un oxxo y me regrese a la casa, pasando a propósito por donde la había visto. La neta si traía los mecos a punto de salir y me di una vuelta, pero no la vi. Ya cuando me iba de la zona, vi unas “naranjitas” caminando y pasé despacio frente a ellas y si, era una de ellas. Como no me vio o no me reconoció, me seguí derecho y luego de un rato regresé.
La encontré como a dos cuadras sobre la misma calle donde esta el terreno y me orillé. Al verme, me dijo, -“mira, mira, quien viene por una deslechada. Vete pa ya y te alcanzo en el terreno”. Le ofrecí que se subiera al coche, pero dijo que no, porque si la veían, la regañaban. La espere en el terreno y nos volvimos a meter. Esta vez, comenzó a chuparme la verga y se quitó el chaleco y el suéter que llevaba. Luego se subió una playera para dejarme ver sus pinches tetotas. Me sorprendió que a pesar de que las tiene, muy grandes, no las tiene tan colgadas. Me cae que he visto morras con menos tetas y más colgadas. Lo único malo, que cuando se levantó la playera, pude ver una cicatriz en su panza y al principio, me desmotivo, pero estando oscuro y con su boca chupando chingón, pues se me termino olvidando.
Al principio, fue casi lo mismo de la primera vez, pero luego de un rato, se levantó un poco para que sus tetas quedaran a la altura de mi verga. La puso entre ellas y escupió varias veces, hasta que estaba completamente mojada con su saliva y comenzó a moverlas con sus manos al mismo tiempo que las apretaba. Estuvo así por un rato y ocasionalmente la sacaba de sus tetotas, para darle unas mamadas. Cuando vio que yo estaba muy enjundioso empujando mi verga entre sus tetotas, me dijo, -“mijo, no se te vayan a salir, el colágeno es para beberlo, no para embarrarlo, me avisas”. Unos minutos más de usar esas tetas, le dije que ya me venía y corrió a meterse mi verga en su boca. Nuevamente no me dejo ni una sola gota y se volvió a tragar todos mis mecos.
Mientras se acomodaba la ropa, me dijo, -“hay mijo, que ricos los tienes, que lástima que tardes tanto en venir a deslecharte. También cuando quieras, tengo otros dos hoyos que puedes usar. Tu na más dices y están más que puestos para sacártelos. Eso sí, no esperes que a estas alturas aprieten tanto, pero mejor que la mano, seguro que si se sienten”. Igual que la vez anterior, me despedí de ella dándole las gracias y me fui a mi casa, bien deslechado. La neta yo tengo mi vieja y cogemos casi a diario, pero, aunque sea carne vieja, es carne diferente. El caso es que, la doña si me los sacaba bien rico y luego me ponía caliente, solo de recordar lo rico que la mama. Así que la siguiente vez, no deje que pasara más de una semana y esa vez, la espere estacionado frente al terreno. Cuando la vi que venía barriendo la calle, todavía como a una cuadra, le eché las luces, para ver si se daba cuenta.
Funciono, porque se acercó al coche y le pregunte si se podía, a lo que respondió, -“hay mijo, pues a menos que quieras que te pague, pues claro que se puede. ya si quieres lana, pues hay si valió madres, porque eso sí, no tengo nada”. Obvio lo dijo de desmadre y nos volvimos a meter al terreno, me la comenzó a mamar y me pregunto si prefería con la boca o con las tetas. Ya estando cachondo y ya con confianza le dije que andaba con ganas de clavarle la verga. Me pregunto si tenía condones y yo pendejo, no compre, porque pensé que solo iba por una mamada. Cuando le dije que no, ella me dijo, -“pues por mí, no hay problema, si no te molesta rallarme el queso, pues mijo, llégale por donde quieras. Y no te preocupes, que ya ni con el cabrón de mi viejo cojo, por eso ando bien puta urgida”.
Aunque obvio que, aunque dijera que no cogía con nadie, no era ninguna garantía, ya caliente me valió madres y que le pido que se empinara. Se bajo los pantalones hasta las rodillas y se empino enseñándome su culo y para mi sorpresa, a pesar de su edad, no tiene nada de celulitis, ni se le ve desparramado, aunque le ayuda que es delgada. Me ensalive la verga y que se la dejo ir por la panocha y pinche Conchita, no aprieta mucho, pero que cachonda se pone. Mientras se le empujaba, me decía, – “si mijo, sambútemela toda, dame mucho pito. Úsame por donde quieras hasta que me mandes toda moqueada con el pendejo de mi marido”. Yo creo que por lo cachondo que andaba, pero neta que le dure menos que a mi vieja o a otras morras. Me vine dentro de la doña y ella todavía movía el culo, como queriendo sacarme todo.
Ya tiene como 6 o 7 meses que me la mamo la Conchita por primera vez y paso a darle sus mequeadas de vez en cuando. No siempre me la cojo y a veces lleve condones, pero la neta, ya me vale madres, ya tiene varias veces que ya ni llevo. Nunca me ha dicho que no a mamármela o a coger y ya le he dado algunas veces por el culo. Pero no me gusta mucho, porque a oscuras no me doy cuenta y ya una vez me salió con premio. También me la encontré un par de veces en el día y una de esas, iba con mi señora y solo nos saludamos como si nada. Pues, esa es mi historia, solo quería compartir, como por una meada, termine encontrando una ruca para deslecharme cuando ando con ganas. Creo que no lo dije, pero tengo 32 años, soy moreno, gordito, mido 1.69 y creo que la tengo tamaño normal.
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