La señora de los tamales me ofrece a su hija y sus enormes tetas por solo $200 pesos.
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Muy cerca de mi casa se ponen varios puestos de comida y entre ellos hay una señora con su hija que venden tamales. La chavita es un poco gordita pero tiene una cara preciosa con unos ojos verdes muy lindos. Siempre pensé que si bajara de peso y se pusiera ropa buena seria un mujereon. Aun así, no es una ballena, pero si esta pasada de peso y la otra cosa que se roba la intención sus enormes tetas que se ponga lo que se ponga parecen que se le van a salir en cualquier momento.
La chavita se llama Silvia y su mama es doña Silvina, como siempre he sido su cliente tenemos bastante confianza y nos llevamos algo pesados. Hace unas semanas Silvia me estaba sirviendo un tamal y por accidente cayo un pedazo justo en medio de sus tetas, la chavita de inmediato lo intento sacar pero se fue aun mas adentro. En plan de desmadre le dije a doña Silvina si me daba chanse se ayudar a Silvia a sacar el pedazo de tamal y la señora en medio de risas me dijo que si, pero que me cobraría doble el tamal. de inmediato le dije que le pagaba lo de 5 tamales si en verdad me daba chanse.
La señora sin dejar de reírse le dijo a su hija “Órale chamaca, aquí don Paco esta de acomedido y te va a sacar el tamal”. Silvia inocentemente dejo de intentar encontrar el pedazo de tamal que cayo entre sus tetas y se hizo hacia mi dispuesta a dejar que metiera mi mano entre sus tetas. Hasta ese punto llego mi broma y le dije “No mija como crees, estaba jugando”. Entonces doña Silvina intervino “No que jugando ni que nada, ahora se lo sacas, ya me prometiste lo de 5 tamales y ni que fuera cosa de otro mundo… ándale, sin miedo que no muerden”. Me dio pena porque yo solo estaba jugando, pero doña Silvina insistía y Silvia no siguió buscando el pedazo de tamal porque esperaba que yo lo hiciera. Le volví a decir que no se preocupara, que le pagaba lo de los 5 tamales, pero que no era necesario, entonces doña Silvina me dijo “No seas baboso, aprovecha, la chamaca se las anda dando al novio de a gratis, pues que mejor que les saque provecho no?” . Pero como no me vio animado a hacerlo, le dijo a Silvia, “A ver chamaca, enseña la mercancía pa que se anime don paco” y la chiquilla volteo a ver que no se acercara nadie y que se baja los tirantes de la playera para sacar sus tetas. Entonces WOW! Madre de dios! Eran un par de melonzotes gigantescos pero duros y perfectamente redondos, nada caídos, con sus pezones casi negros. Los vi por unos segundos y mire a los ojos a Silvia, sentí que me enamore de su mirada tierna con sus lindos ojos verdes y una sonrisa coquetísima mientras con sus manos los movía un poco para que los viera bien.
Todavía no salía de mi apendejamiento cuando doña Silvina me volvió a insistir “Órale, ya agárralas de una vez o va a llegar gente y se te va a pasar el chance”. Ya valiéndome madres, que me acerco un poco mas a Silvia y que pongo una de mis manos sobre una de sus tetas, doña Silvina interrumpió “No mame don Paco, me salió usted bien tímido, para eso me gustaba… con las dos manos, siéntalas bien, apriételas… no pasa de que me deje cachonda a la chamaca”. Pues ya entrado me anime y que agarro cada teta con una de mis manos y las recorrí por todos lados mientras Silvia no dejaba de mirarme a los ojos con una sonrisa en la cara.
Le acaricie las tetas y apreté levemente sus pezones como por dos o tres minutos, pues se acercaba un señor con su esposa y rápidamente Silvia se acomodo los tirantes de sus playera guardando sus tetas. Por cierto el pedazo de tamal se cayo al piso cuando recién se saco las tetas de la playera. Me hice pendejo un poco para pedir mi cuenta pues queria que se fueran la pareja. Apenas se fueron doña Silvina me pregunto “¿Que tal están las niñas de mi chamaca? ¿Están re buenas no?” No pues ni modo de decir mentiras, le dije que las tenia bien sabrosas, entonces doña Silvina me dijo “Pues ya sabe don Paco, cuando guste, hay con $100 pesitos hasta unas chupadas se lleva y con $200 dejo que se la lleve un rato a donde quiera, mire que salió re buena mi chamaca para la cogedera”.
Ósea, la señora me estaba ofreciendo a su hija para llevármela a coger por solo $200 pesos y la verdad es que gordita y toda mal vestida, pero Silvia esta bien guapa. Ese día eso fue todo, le page lo prometido y me fui pensando como una madre puede ofrecer así a su hija. Pasaron unos días y volví a comprarles tamales, tenían algo de gente y cuando toco mi turno de que me despacharan, doña Silvina me dijo “Que don Paco, no se va a animar con el negocio?” y solo le respondí que si pero que otro día.
Unos días después me fui de borracho con unos amigos y ya en la madrugada me entro lo caliente, me acorde que doña Silvina me había dado su numero pero eran como las 4 de la madrugada, finalmente dije, “chingue su madre, a ver que sale”. Que le marco y no sonó mas de dos veces cuando me respondió doña Silvina. Lo primero fue disculparme por la hora y le pregunte si era en serio lo que me había dicho y si Silvia estaba de acuerdo. Doña Silvina me dijo que no me preocupara, que tenían rato preparando los tamales y que si era en serio, entonces le paso el teléfono a Silvia y escuche cuando le dijo que me dijera si ella queria o no irse un rato conmigo.
Silvia me contesto y después de saludarme me dijo que si queria irse un rato conmigo y me volvió a comunicar con su mamá. Directamente me dijo si queria pasar por ella en ese momento o a otra hora y le dije que de una vez, me dieron la dirección y me fui para allá. Me entro un sentimiento de lastima cuando vi en que condiciones vivían y estuve a punto de irme sin tocar a su puerta. Justo estaba pensando en irme cuando salió corriendo Silvia despidiéndose de su mamá y se paro junto a mi coche.
No se arreglo de ninguna forma especial, estaba tal como se va a vender los tamales con su mama, se subió al coche y fue cuando mas dudas me entraron. Así que lo primero que hice fue preguntarle si estaba segura y que si no se sentía obligada a irse conmigo porque podía darle el dinero sin hacer nada. Entonces Silvia mirándome directamente a los ojos con su hermosa mirada me dijo “No don Paco, nadie me obliga, al contrario, yo si me quiero ir con usted un rato, es mas, usted es el mas guapo que me ha tocado”.
Si me extraño mucho su respuesta, por un lado yo no soy un galán y ya tengo 35 años, por otro lado, me pregunte ¿Pues con cuantos se va a coger esta chamaca? Entonces le pregunte y me dijo “Pues solo son como 10″ y le pregunte ¿10 veces lo has hecho?”, se soltó la carcajada y cuando pudo hablar me dijo “No, son como 10 los señores con los que a veces me voy a coger”.
Vaya, así que la chiquilla tenia bastante camino recorrido y tan inocente que se ve cuando esta vendiendo tamales con su mamá. Lo que no pude evitar preguntarle fue si su mama le conseguía los clientes con los que compramos tamales y si ella fue la que la puso a trabajar así. No me esperaba su respuesta, me dijo que su mamá se entero de lo que hacia y pues después de regañarla, termino por decirle que era su decisión hacer esas cosas. También dijo que supuestamente yo era el primero que su mamá convencía para irse con ella porque les caía muy bien desde que empezó a comprarles tamales. Aunque esto ultimo me hace dudar mucho.
Total que llegamos a un motel y entre con Silvia, lo primero que hicimos fue darnos unos besotes bien sabrosos y comencé a acariciar sus enormes tetas. No podía dejar pasar la oportunidad y comencé a chupar sus pezones y saborear los tremendos melozotes de Silvia. Puta madre! la chamaca se puso caliente de volada y ella misma sostenía sus tetotas y me las metía a la boca lo que me puso bien cachondo.
No tardamos mucho en que ella se pusiera de rodillas y comenzara a chuparme la verga pero me dijo que mejor me sentara en la cama. Lo primero que hizo fue poner mi verga en medio de sus tetas y la escupio mientras comenzó a hacerlas para arriba y para abajo haciéndome una chaqueta deliciosa. Mi verga se veía pequeña al lado de las chichotas de Silvia, pero se sentía muy rico la forma en la que me la chaqueteaba con ellas. Un par de veces le tuve que pedir que se detuviera porque me iba a hacer venir y queria disfrutarla un poco mas.
Para ser honesto, cuando la vi desnuda esperaba verla mas gorda, pero aunque tiene llantitas, no se ve nada mas e incluso esta nalgoncita, pero entre su forma de vestir y sus tetas gigantes la hacen ver mas gorda. Cuando me pidió que me la cogiera la puse de a perrito y así se ve muy rica. Mientras le metía la verga volteaba a ver al espejo de la pared y podía ver que sus tetas llegaban hasta las cobijas de tan enormes que son.
Me la estuve culeando un buen rato y la chamaca llego a un punto donde estaba bien cachonda y pedía que se la metiera mas duro. Entonces la acosté en la cama y la puse con las patas levantadas para darle los empujones mas duro que podía. Sus gemidos eran super escandalosos y pedía que no me detuviera, finalmente sentí que me venia y deje salir toda mi leche.
Cuando me quite el condón estaba bien lleno pues en verdad Silvia me puso super caliente. Nos quedamos platicando varias cosas antes de irnos. Me platico que su novio fue el que le consiguió sus primeros clientes y después ella consiguió algunos mas por su cuenta. Antes de salir del motel le di $500 porque se me hizo que $200 era muy poco, incluso le sugerí que si pensaba seguir haciendo eso, que cobrara mas caro.
Ya casi eran las 8 de la mañana cuando la lleve al puesto de tamales de su mamá y doña Silvina no desaprovecho para decirme ” que tal la paso don Paco, ¿A poco no mi chamaca es re buena para la cogedera?”. Pues ni modo de decirle mentiras, le dije que su hija era una belleza y que de no ser tanta la diferencia de edades, pues que a lo mejor la hacia suegra. Dona Silvina nada tonta comenzó a decirme que eso no era importante pues ella con su marido se llevaban 25 años y que nada mas porque se murió, que si no, seguirían dándole vuelo a la hilacha.
Desde ese día me he llevado a Silvia a coger unas 5 o 6 veces y cada vez me encanta mas esa niña, sus ojos son precioso y en general su cara la hacen ver bien inocente. Doña Silvina cada vez que me ve me dice yerno y no deja de insistir que me lleve a su hija, mientras Silvia solo se ríe de lo que dice su mamá. Es una lastima que ya este tan correteada, porque si no, si me animaba a llevármela, pues como dije antes, con buena ropa y un poco de ejercicio, la chamaca seria un mujeron.
Como ultimo comentario quiero expresar que no entiendo como las mamás pueden permitir que sus hijas se prostituyan y además las ofrezcan como paso conmigo. Yo entiendo su necesidad, pero que Silvia se vaya con hombres por solo $200 es algo indignante, tomando en cuenta que eso equivale a su venta de 10 tamales. Yo siempre le he dado los $500 y aun así, creo que es muy poco.
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