Fui la puta de mi hijastro y tengo una hija con el
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Hola ¿como estan? Mi nombre es Pilar y soy una chica casada de 31 años, aunque aparento bastante menos edad, tengo dos hijos, un varón de mi primer matrimonio y una nena de mi matrimonio actual, mi marido se llama Manuel y tiene 45 años, en diciembre vamos a cumplir 7 años de casados.
Todo mi relato comienza cuando me case con Manuel, yo venía de una muy mala experiencia sentimental y con muchos problemas económicos para sacar adelante a mi hijo, entonces conocí a Manuel, un hombre mucho mayor que yo, divorciado, que tiene algunos negocios y que me ofrecía una estabilidad en todo sentido, que nunca había conseguido, así que no lo dude mucho y aunque realmente no lo amaba, pues me case con él.
Un par de meses antes de la boda civil con Manuel, conocí a su familia anterior, a su ex esposa Elisa, a Elías su hijo menor y a Emanuel su hijo mayor, todo fue en buenos términos pues en esa relación fue ella la que pidió el divorcio para iniciar otra. Nos reunimos para cenar en un restaurante y Manuel me presento formalmente como su futura esposa, para ser sincera su hijo Emanuel me gusto mucho desde que lo vi, en ese entonces, yo tenía 24 años y el 23, practicamente eramos de la misma edad y por mucho me parecía más guapo que su papá.
Unos meses después de casados, Emanuel y Elías fueron a la casa a visitar a su papá, pero aun no llegaba de trabajar, lo esperamos más de 2 horas y en ese tiempo Emanuel y yo platicamos a solas por primera vez, pues Elías se la paso jugando videojuegos, realmente yo no lo podía ver como mi hijastro, primero porque era de la edad de la mayoría de mis amigos y segundo porque me gustaba demasiado, creo que sin darme cuenta coquetee un poco con él, pero él se portaba un poco timido, pues al fin y al cabo yo era la esposa de su papá.
Poco a poco Emanuel visitaba más a su papá, casi siempre llegaba solo, sin Elias, a veces cuando llegaba a la casa Manuel ya estaba aquí, pero otras nos quedamos una hora o poco más a solas (bueno, con mi hijo) y Emanuel cada vez tenia mas confianza conmigo, pero cambiaba de actitud cuando su papa llegaba y me trataba con menos confianza frente a él. Un buen dia, Emanuel paso a la casa por la mañana, yo venia regresando de dejar a mi hijo en el preescolar y vi el coche de Emanuel fuera de la casa, se me hizo extraño pero me gusto verlo, me estacione y entramos a la casa, platicamos un poco mas de una hora y se despidió con un beso en la mejilla como muchas otras veces, pero esta vez nos miramos un poco a los ojos y nos besamos en la boca como dos enamorados, ya no deje que se fuera, los besos nos llevaron a quitarnos la ropa y en medio de la sala, Emanuel me comenzó a coger como tenía mucho tiempo que nadie lo hacía, yo sentía que cada vez que su verga me entraba me sacaba un respiro, una especie de alivio, era como estar en otra vida diferente donde no existía Manuel ni nadie mas, Emanuel era apasionado, vigoroso, sus cogidas eran duras, profundas con toda la pasión que le faltaba a su papá y mientras me estaba cogiendo no paraba de decirme cuánto le gustaba, cuánto deseaba cogerme y yo le respondía que sentía lo mismo por él, obviamente no hablamos de amor o de cosas tiernas, era deseo puro, me gustaba, le gustaba y ambos queríamos sentir nuestros cuerpos, cuando se vino, no lo deje quitarse, quería sentir su semen dentro de mi y aun después de vaciarse, se quedo sobre mi por un buen rato mientras platicamos de lo mucho que ambos deseábamos que pasara lo que estaba pasando.
A partir de esa primera vez, Emanuel y yo comenzamos una relacion a escondidas de todos, dos o tres veces por semana llegaba a la casa para que cogieramos como desesperados, nunca hablamos de amor, todo era sexo entre el y yo y eso me encantaba, sin celos, sin explicaciones, sin compromisos de ningún tipo, cada vez teníamos más confianza en la cama (y en la sala, en la cocina, en el patio y donde se pudiera, hasta el piso era bueno), nos fuimos acostumbrando a un tipo de relación donde todo era rápido y directo, sin nada previo, a penas unas pocas caricias o besos, Emanuel no me preguntaba si quería o no, solo me cogia como quería, a solas, yo era su puta, su perra fiel y sumisa, si el quería que se la chupara hasta vomitar, yo lo hacía con gusto, si quería usarme por la panocha o por mi culo, podía hacerlo, me insultaba, me decía puta, golfa, perra y me excitaba con sus insultos, a veces llegaba de coger con su novia y me decia que tenia ganas de que una buena puta le limpiara los líquidos de su novia de la verga y yo con gusto se la limpiaba con mi boca, todo de el me excitaba, no importaba lo sucio o enfermo que pareciera, si me lo pedía, yo lo hacia, pero frente a los demás, él era respetuoso conmigo y yo con el, era un juego un poco pervertido que a los dos nos encantaba.
El tiempo pasó y cuando me di cuenta, ya tenía dos años de tener como amante a Emanuel, era tan bueno el sexo con el, que no necesitaba buscar a nadie más, me olvidé por completo de buscar cualquier otro amante, además con Manuel, aunque ya no esta tan joven, aun cogía conmigo casi todos los días, pero no era y no es nada apasionado, el prefiere hacerlo despacio, tomar pausas, rara vez me pide que se la chupe y mas raro aun que quiera sexo anal o hacer algún juego cachondo, entonces la pasión y la adrenalina la encontraba solo con Emanuel, nuestra locura al coger llegó a un punto que me pedía que le platicara como me cogia su papa y yo lo hacia como todo lo demás, le daba cada detalle aunque no fuera nada del otro mundo, pero a los dos nos excitaba saber que por el dia me cogia el hijo y por la noche el padre.
Entonces un día, Emanuel me platico que se casaría en unos meses con su novia, yo no voy a negar que sentí un poco de celos o envidia, no se realmente que sentimiento tuve pero no fue agradable, aun así, me porte como siempre, como si no importara, incluso me dijo que yo seguiría siendo su puta para vaciar sus mecos cuando tuviera ganas y lógicamente acepté con mucho gusto, pero unos días después de que me dio la noticia de su boda, me enteré que estaba embarazada y se lo dije antes a él que a Manuel, extrañamente le dio gusto, dijo que estaba feliz sin importarle si era de el o de su papá, igual podía ser su hermano o su hijo, pero yo si me sentí un poco preocupada, realmente prefería que fuera hijo de Emanuel que de Manuel.
Durante los meses de mi embarazo cogi muy poco con Emanuel, apenas una vez por semana y a veces ni eso porque estaba ocupado con lo de su boda, a la que fui con 6 meses de embarazo, fue cuando me di cuenta que lo extrañaba mucho, me sentia vacia y triste, aunque supongo que mi embarazo tenia mucho que ver con sentirme así y cuando por fin nació mi hija, Manuel estaba feliz, era su única hija, se volvió su adoración y la verdad es que a mi tambien me llenaba de atenciones, pero en lo sexual todo seguía igual, no podía llenarme, yo siempre sentía que necesitaba mas pasión, mas locura como la que me hacía vivir Emanuel.
Emanuel y yo Retomamos nuestros encuentros casi a diario hasta cerca de un año después de que nació mi niña, todo parecía regresar a lo que había sido antes, pero su esposa era una celosa de mierda que le revisaba todo y un día, encontró un mensaje mío que olvidó borrar, armó todo un escándalo y hasta llamó a Manuel para decirle que su hijo y yo éramos amantes, por suerte Manuel la tomo como loca y enferma por pensar eso, el problema fue que le insistió a Emanuel que se fueran a otra ciudad a vivir, con el pretexto de que el papá de la vieja, necesitaba a alguien a cargo de sus empresas y Emanuel terminó por aceptar.
Ahí fue cuando en verdad comencé a sufrir, no podía soportar la idea de no verlo mas, aun nos comunicabamos cada semana pero no era lo mismo, igual nos encontramos algunas veces en una ciudad intermedia para solo estar 3 o 4 horas juntos, conforme pasaba el tiempo, yo amaba mucho más a mi hija porque dentro de mi me decía que era de Emanuel y me convencí de eso, ahora mismo se que es de él, no puede ser de otra forma.
Necesitaba escribir sobre esto, sobre lo que tengo escondido en mi interior y que a nadie se lo puedo decir, al menos aquí, aunque me juzguen, no me importa.
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