Dedeo a la esposa de mi amigo y me cojo al otro día por el culo
2,606 Lecturas
Después de algún tiempo de coquetear a escondidas con Silvia la esposa de mi amigo Manuel, ella ya permitía ciertos manoseos de mi parte. Aun así, no queria llegar a mas pero yo podía notar como se ponía cachonda cada ocasión que yo rosaba sus nalgas o pasaba un dedo por sus tetas. Muchas veces fue a pasos de mi esposa o de su esposo y era un juego bien cachondo entre nosotros.
Silvia es una mujer de 26 años que transpira cachondería, todo el tiempo se viste como si quisiera ligar. Tiene un cuerpo super rico, aunque es chaparrita su culo y sus tetas son grandes. No tiene casi nada de panza a pesar de que ya tiene dos hijos y cuando usa vestidos cortos se le ven unas piernotas deliciosas. Desde que la conocí me gusto mucho pero yo ya estaba casado y ella y Manuel parecían muy enamorados.
Cuando me di cuenta que no rechazaba mis coqueteos me aferre a lograr algo con ella pero desde el principio ella puso ciertos limites sin necesidad de decirlos. Al inicio eran solo frases de halagos hacia ella cuando nadie nos escuchaba y ella siempre se sonreía. Pasamos a los manoseos sutiles donde yo supuestamente sin querer le tocaba el culo y ella igualmente sonreía. Pero cuando le propuse vernos a solas, ella se negó porque no queria serle infiel a Manuel, pero seguimos con nuestros juegos.
La primera vez que ella paso su mano sobre mi pantalón para acariciar discretamente mi verga, imagine que ya aceptaría algo mas pero no fue así. Entonces comencé a pensar que solo era una calienta vergas y que nunca me aflojaría, pero esta tan buena que me conformaba solo con manosearla un poco. Además siempre fue muy cachondo el sentir el riesgo de que mi esposa, Manuel o alguien mas nos atrapara.
Un día después del convivio por el cumpleaños de uno de sus hijos, yo ya estaba un poco pedo y me la encontré a solas en la cocina. No pude contenerme al ver su culo en un vestido ajustado bien corto y sus piernas luciendo unas zapatillas altas. Supongo que ella esperaba solo el cotidiano agarrón de nalgas, pero en su lugar metí mi mano desde atrás de ella entre sus piernas. Mis dedos encontraron su panocha a la primera y solo estorbaba el delgado hilo de su tanga que se metía justo entre sus labios vaginales.
Ella dio un salto tratando de girarse para evitar mi manoseo pero se contuvo de hacer algún reclamo para que no nos escucharan. Yo no la deje voltear y la sujete de la cintura con fuerza mientras trataba de meterle alguno de mis dedos en su panocha. En voz muy baja me exigió. “!No espérate!, así no por favor, nos van a ver”. Pero yo ya estaba muy caliente y urgido de sentir mas de ella y borracho no me importaba nada. Solo le dije que se callara para que no escucharan y seguí acariciando su panocha.
Mientras ella se movía tratando de quitarse, pude meter dos de mis dedos en su panocha y los moví bastante duro tratando de meterlos lo mas posible. Yo movía mi mano adelante y atrás con mis dedos adentro de ella y unos pocos segundos después dejo de tratar de quitarse y levanto sus nalgas. Supe que ya se había puesto cachonda porque además sentí como mis dedos resbalaban mas adentro porque se estaba mojando.
Supongo que fue como un minuto después de que dejo de moverse para quitarse que ella misma separo un poco sus pies para dejar sus piernas poco mas abiertas. Los dos dedos que le metía se convirtieron en tres y Silvia descaradamente empujaba su culo hacia mi en señal de que le estaba gustando y queria que siguiera. La calentura que traía por cogerme a esa ricura y la borrachera me hicieron ser aun mas rudo y cada vez le metía mis dedos con mas fuerza al grado de casi levantarla del piso mientras se recargaba del fregadero.
Su panocha literalmente estaba escurriendo, el hilo de su tanga que sentía entre mis dedos estaba completamente empapado y juro que dejo salir un par de ligeros gemidos. Yo queria sacarme la verga y metérsela ahí mismo pero aun pedo no estoy tan loco para arriesgarme a tanto en la propia casa de mi amigo. Y que bueno que no lo hice porque cuando estábamos mas cachondos, escuchamos una silla del comedor y la voz de Manuel diciendo que vendría a ayudar a Silvia.
De volada saque mi mano de entre sus piernas y de inmediato me gire dando la espalda a Silvia para tomar una copa que había ido a servirme. Justo tome el vaso cuando entro Manuel y puedo jurar que Silvia aun tenia las piernas un poco abiertas pero tomo una charola que estaba casi frente a ella y le dijo que buscaba la botana. El se acerco a ella por detrás y la abrazo dándole un beso en el cuello y ella se giro para besarlo en la boca. Manuel pregunto que hacíamos y casi al mismo tiempo ella y yo dijimos que platicando, incluso coincidimos en decir que sobre el coche que se acababa de comprar Manuel unas semanas atrás.
Mientras hablábamos aun en la cocina Manuel, Silvia y yo, pude notar que por las piernas de Silvia escurría un delgado hilo de liquido que apenas se notaba. Era un ligero cambio en en su piel, como un brillo que fijándose bien bajaba de su entrepierna y que yo supe que era liquido de su panocha que le seguía escurriendo. Ese liquido que le escurría le llegaba hasta la altura de sus rodillas y se me hizo super cachondo ver eso mientras ella era abrazada por mi amigo. No había tenido tiempo ni de acomodarse la tanga y mucho menos de secarse.
Salimos los tres juntos de la cocina, yo con mi copa y Silvia con una charola de botana, nos sentamos a la mesa a platicar como si nada. Pero en esos momentos yo ya sabia que Silvia tarde o temprano terminaría aflojando chingon y que ya no solo serian manoseos. Ese día yo aun busque otra oportunidad de estar a solas con ella pero ya no tuve ningún chance. Estaba tan caliente que me tuve que conformar con cogerme a mi esposa llegando a la casa.
Francamente no esperaba poder hacer algo con Silvia en los próximos días, por lo regular solo nos encontrábamos en algún festejo o cuando por alguna razón acompañaba a Manuel unos minutos a su casa. Pero ella se quedo igual de caliente que yo o incluso mas porque me mando un mensaje saludándome al día siguiente. Aun estaba en mi casa y me hice pendejo para contestarle en el baño y me decía que cuando podíamos vernos para platicar. Le respondí que ese mismo día y apenas salí de la casa llame para reportarme enfermo en el trabajo y me fui a verme con ella.
Llegando a donde quedamos de encontrarnos apenas la vi a lo lejos y la verga se me puso durísima. Iba vestida con uno de los vestiditos cortos que usa pero era uno bastante escotado del frente y con zapatillas altas, se veía buenísima. Antes de subir miro para todos lados para cerciorarse de que nadie conocido nos viera juntos y por fin la tenia en donde queria. Ni le pregunte nada, me fui directo al primer hotel que encontré porque ya no estaba para andar jugando a que siempre si o siempre no. Si ella me escribió y acepto verme es porque le urgía tanto una verga como a mi su panocha.
Aun así no quiso besarme en el coche y fue hasta que entramos a la habitación que dejamos salir toda esa tensión sexual que teníamos acumulada. Literalmente nos comimos a besos y yo no podía dejar de acariciar su cuerpo principalmente su enorme culo y sus deliciosas tetotas. Como me había dado cuenta que la dedeada en su casa la puso super cachonda, mientras nos besábamos aun de pie, comencé a dedearla como lo hice la noche antes en su cocina.
Es otro pedo dedear a una mujer tan buena como Silvia y ver como se retuerce abriendo sus piernas para que tu mano y tus dedos lleguen mas al fondo de su panocha. Ella cerraba los ojos y dejaba de besarme para gemir pero ahora sin preocuparse de que la escucharan. Esta vez desde que metí los dos primeros dedos la sentí completamente húmeda y me fue fácil meter el tercer dedo en ella. Comencé a mover mi mano tan fuerte como podía, incluso mas intensamente que en su cocina y ella entre mas duro lo hacia mas abría sus piernas.
Hubo un momento que ya no podíamos besarnos porque ella solo cerraba sus ojos y se recargaba en mi pecho gimiendo por la brutal dedeada que le estaba dando. El interior de su panocha se sentía suave, cálido y muy húmedo, con la punta de mis dedos podía sentir el cuello de su útero y hasta la pequeña abertura que tiene. También sentía como cada vez su panocha se sentía mas abierta, mas suelta, como relajada y mis dedos entraban mas profundo. Quiero aclarar que yo literalmente jalaba y empujaba mi mano adelante y atrás con todas mis fuerzas, era la dedeada mas salvaje que había dado en mi vida y ella la estaba gozando realmente.
Casi no hablamos en ese momento, lo único que me dijo en medio de sus gemidos fue, “Anoche me dejaste toda escurriendo y casi nos atrapa Manuel”. Le dije que me di cuenta como le escurría liquido por sus piernas y me respondió que fue lo mas cachondo que le había pasado. Seguí con la dedeada por un buen rato, podía sentir como la cavidad de su panocha estaba cada vez mas ancha y mis tres dedos ya no la llenaban.
Como pude sin dejar de masturbarla me fui quitando la ropa, ella simplemente se saco el vestido por arriba para que no tuviera que sacar mis dedos de su interior. Literalmente la avente a la cama e hice que se quedara con las piernas abiertas y seguí metiendo mis dedos con fuerza, pero ahora me acomode de 69 para poner mi verga en su boca. Aunque si le chupe su deliciosa panocha me enfoque mas en seguir dedeandola porque la miraba sumamente excitada y cada vez escurría mas.
Poco después llego la hora de lo que tanto había soñado y me voltee para ponerme sobre ella. Sin que Silvia juntara ni un centímetro sus piernas las cuales tuvo en todo momento completamente abiertas, me puse sobre ella y le metí la verga. Como podrán imaginar se le fue fácilmente hasta el fondo y comencé el mete y saca. Silvia se retorcía con la cogida y me decía que nadie se la había cogido desde que se caso con Manuel. También me dijo que Manuel ya no se la cogía tan cachondo como yo me la estaba cogiendo y eso que lo único que había hecho era dedearla antes de meterle mi verga.
Silvia me pedía que no me detuviera pero yo queria ponerla de a perro para disfrutar mirando su enorme culo y le pedí que se acomodara a cuatro patas. Cuando comencé a meterle de nuevo la verga pude ver que su ano estaba dilatado, era como una invitación abierta a cambiar de agujero. Deje caer saliva sobre su ano sin dejar de cogérmela y en un descuido saque mi verga y la cambie de hoyo sin avisarle.
Cuando sintió que se la metía por el culo, ya era tarde, le entro toda mi verga sin ningún problema y Silvia solo me dijo “No! por ahí no!, me va a doler”. Yo ya había tomado ritmo y sin dejar de cogerla le dije que ya la tenia hasta adentro y que le iba a gustar. Silvia me dijo que nunca lo había podido hacer por el culo y que siempre le dolía muchísimo, que no sabia como le hice pero que le estaba encantando.
Pues según lo que Silvia me estaba diciendo, sin saberlo termine estrenando ese delicioso culito que pedía verga a gritos. Yo no tuve contemplación por ser su primera vez por el culo y se la empujaba tan duro como podía. Llego un momento que ella puso la cabeza en la cama sin dejar de levantar las nalgas y me dijo varias veces “No mames, se siente bien rico… eres un cabron”. Un poco después no aguante mas y descargue toda mi leche dentro de ella.
Tomamos un leve descanso solo besándonos y platicando sobre las experiencias de nuestros manoseos donde casi nos atrapan. Aunque en la que mas cerca estuvieron de cacharnos fue la de la noche anterior pues las anteriores solo eran toqueteos.
En un segundo palo trate de nuevo de metérsela en el culo pero esta vez si le dolió y tuve que detenerme. Pero después de ponerla otra vez de a perro y esperar el momento oportuno, pude clavársela de nuevo por el culo. Después de que se hizo tanto del rogar y de que según ella era virgen del culo, termino recibiendo dos buenas enculadas ese día con su respectiva venida adentro.
Cuando salimos del hotel y la lleve cerca de su casa, yo no podía creer mi suerte de por fin cogerme a la sabrosa y cachonda esposa de mi amigo. Yo lo aprecio mucho, pero si el no atiende adecuadamente a su mujer, estando tan buena solo era cuestión de tiempo para que yo u otro cabron se la comiera. Que bueno que fui yo, al menos todo queda en confianza y la emoción, la adrenalina de convivir varias veces todos juntos y seguir con los manoseos en secreto le da un toque mas rico.
Lo mas cabron es que después de que ella no había sido infiel a mi amigo y de que no queria aflojar, ahora es ella la que no para de escribirme para que nos veamos. Ya hasta me metí en pedos en mi chamba por faltar tanto, pero vale la pena. Silvia es un mujeron y después de varios meses cogiendo, ya la volví adicta al sexo anal y a las dedeadas previas que le pongo cada que nos vemos.
Califica esta historia:
Comentarios recientes