Veo a una pareja cogiendo en la calle y me invitan a cogerme a la doña
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Pasó por aquí a compartir mi historia porque creo que a muy pocas personas les ha pasado lo mismo o similar. Creo que todos tenemos alguna vecina casada o soltera de la que se dicen muchas cosas casi increíbles de creer. No necesariamente tiene que ser la más buena del barrio, a veces la que goza de esa fama es la esposa gorda del taquero. Incluso a veces son historias bien torcidas que supuestamente el amigo, de un amigo de mi primo, que era amigo de un wey que vivió hace décadas por aquí vivió con la susodicha. El caso es que nadie sabe de dónde salen esas historias, pero se van contando y contando hasta que la pobre mujer termina con una mala fama, que ni Cleopatra.
Por mi barrio hay una señora cerca o ya en los 40s de más o menos buen ver, que era conocida como doña Mago. Se decía que era viuda, pero después supe que en realidad es dejada. Tiene un par de hijos bien malandros más o menos de mi edad, yo tengo 24, nunca había hablado con ellos, solo los conocía de vista. Ella es la que tiene cientos de historias urbanas, desde que supuestamente es amante de no se cuantos rucos de la colonia, hasta supuestas orgías donde le entraba a todo. Pero la neta siempre me pareció que todo era pura mamada, inventos de la raza que la ve sola y más o menos buenona.
La doña no es que me gustara, pero si me llamaba la atención verla pasar, sobre todo cuando va arreglada, pero nunca imaginé que me tocaría comprobar muchas de las cosas que se decían de ella. Todo pasó una noche después de una peda con unos compas, regresaba a casa caminando como a las 3 y algo de la mañana, pero aún estaba algo lejos. Al pasar por frente a una bodega de pastas, aun costado que da a un baldío, a unos 10 metros de la banqueta y bien pegados a la barda, un cabrón tenía bien empinada a una vieja. Al momento no vi quienes eran, solo podía ver sombras y escuchar los gemidos, pero me pasé como si nada. Camine unos metros y el wey que se estaba culeando a la vieja me llamo.
La neta la inseguridad está bien cabrona, así que me seguí sin hacerle caso. Pero camine unos metros más y el wey me alcanzo mientras me decía “Carnal, hey carnal, tranquilo bro, te propongo algo en buen pedo”. Camine un poco más lento porque me hablo digamos en buen plan, pero aun así puse mi mano en una navaja que siempre traigo, por si las dudas. Cuando ya estaba a mi lado me dijo “wey ¿no quieres cogerte a la puta que me estoy cogiendo? Está bien pinche jariosa y quiere más verga”. Me pareció muy raro y lo primero que se me ocurrió preguntarle era ¿de a cómo? y le aclare que no llevaba varo, en parte cierto y en parte para que no se le ocurriera robarme.
Ya un poco más cerca de una lámpara, pude ver al wey y aunque no lo conocía, ya lo había visto cerca de mi casa. Me explicó trabajaba de guardia en la bodega y que la vieja era una puta que le ponía chingón y que no cobraba. Me explico el pedo “La vieja luego viene a que un compa y yo le demos hasta por las orejas, pero el wey no vino a chambear, me tocó solito y la vieja anda bien jariosa, ¿qué pedo, le atoras?”. La neta me había quedado algo caliente con las putas del bar donde estuve con mis compas y pues pensé que cualquier pedo, ya sabía dónde trabajaba ese vato. Pues chingue su madre, le damos reata a la puta, a ver qué pasaba.
Caminamos de regreso y le pregunte quien era y me dijo que era una vieja bien buena que vivía en la siguiente colonia (la mía). También le pregunte si no había pedo con ella de que a la mera hora no quisiera y me respondió que ni madres, que al contrario, que era bien ponedora y que ella fue la que le dijo que me dijera cuando vieron que pase por ahí. Nos metimos por el monte pegados a la barda, estaba bien oscuro, pero poco a poco vi que ahí seguía la vieja. La neta no sabía que pedo hacer, nunca me había pasado que me cogiera a una que no conociera y menos en la calle. Pero apenas llegamos, el amigo me dijo “pues ahora si llégale carnal, atáscate con la puta que ya anda con ganas de más verga”. Ni nos presentamos, ni nada, luego luego que me acerque, ella se me lanzo a besarme y acariciar mi verga por arriba de mis pantalones.
La neta le respondí el beso y le comencé a meter mano, se notaba que estaba bien cachonda y si a ella le valía quien fuera yo, pues a mi también me valió quien fuera ella. Entre la oscuridad, más o menos le vi la cara, pero aunque se me hizo levemente conocida, no la identifique. Además, hablando al chile, como ella ya tenía los jeans desabrochados, le metí la mano entre las piernas pensando en no encontrarme una sorpresa. En esta época no se sabe, qué tal si tenía palanca y por eso andaba metida en el monte cogiendo con desconocidos. Pero por suerte nada de eso, en cambio tenía un tremendo papayón gordo, peludo y hasta la madre de mojado. Yo movía mis dedos entre su pepa y parecía que estaba dedeando un bistec todo jugoso.
Nos estuvimos besando un rato mientras yo con una mano le dedeaba la pepa y la otra la metí abajo de su blusa para agarrarle las tetas y como no llevaba brasier, era super fácil. Ella mientras tanto me acariciaba por encima del pantalón y me lo desabrochaba para sacármela. El vato que me fue a hablar se fue a asomar hasta donde está la banqueta, supuse que para ver que no se le fueran a meter a la bodega. Cuando la vieja me saco la verga me dijo “Que rica verga papito, me la quiero comer por todos lados”. Se agachó para ponerse de rodillas y me comenzó a chupar. Yo me asomaba hacia la calle para ver que no pasara nadie y vi que ya regresaba el vigilante de la bodega desabrochándose el pantalón. Apenas estuvo a mi lado y le acerco su verga para que la puta también se la chupara.
Hasta este puto mi vista se estaba acostumbrando a la oscuridad del terreno baldío y mientras la desconocida nos chupaba la verga al vigilante y mi, descubrí quien era ella. No era otra que la doña de mi colonia de la que todos contaban historias. Me quede callado, no dije nada de que ya sabia quien era ella y deje que siguiera con su chamba. Pensé que si se daba cuenta de que la conocía se podía sacar de onda y dejar todo hasta ahí.
Después de unos minutos chupándonos la verga al mismo tiempo, ella se levantó y nos dijo “métanme la verga”. Camino un par de pasos a la barda de la bodega, se bajó los jeans hasta los tobillos y se empino recargándose con sus manos en la barda y levantando su culo. El vigilante se acerco a ella y se chupo los dedos algunas veces para metérselos en la panocha. Los comenzó a empujar y sacudirlos mientras con la otra mano se la jalaba. Se escuchaba como la panocha de la doña chapoteaba de lo mojada que estaba y como ella daba ligueros gemidos.
El vigilante de acerco a ella desde atrás, mas o menos como los había visto cuando pase por la calle y se la comenzó a coger. El tipo le empujaba la verga con fuerza y con las dos manos le masajeaba las tetas. Mientras eso pasaba a un metro de mí, yo buscaba como desesperado un condón que recordaba que traía en la cartera, pero no lo encontré. No me quería arriesgar a metérsela a pelo, aunque el vigilante se la metió sin nada y no se la pensó, yo si le sacaba.
Un poco después, doña Mago le dijo al vigilante “Deja que me coja el, tu ya me cogiste”. El tipo se hizo a un lado y me dijo que le llegara, pero le dije que no tenia condones y me dijo que le fuera así. La doña escucho y sin dejar de recargar sus manos en la barda, giro su cabeza hacia mi y me dijo “Métemela así papi… sin miedo, que solo vas a vivir una vez. Además, es más rico así”. Y pues medio temeroso, me animé y me puse atrás de ella para clavársela.
Mi verga le entro como cuchillo en mantequilla, pero se sintió bien rico, húmedo y calientito en medio del frio de la madrugada. Desde el principio, la doña me dijo que se la metiera duro, con todas mis fuerzas y eso hice. Después de unos empujones, doña Mago me dijo que le jalara las tetas y me aferre a ellas con las dos manos.
Entre mas duro le daba, la doña se sentía mucho mas cachonda, no paraba de decir en voz alta “Me encanta la verga, me encanta, me vuelve loca el pito… Dame verga hasta que me los eches adentro papi… Quiero mucha verga, quiero que me manden llena de sus mocos”. Es imposible no ponerte caliente cuando una mujer habla así. Yo sentí que estaba por venirme, pero el wey del vigilante me pidió que me quitara para tomar mi lugar.
El vato parecía perro, jadeaba y se movía como loco, literalmente se le quería montar, aunque ella seguía de pie recargada en la pared. No tardo mucho en que escuche al wey dando un largo gemido y a la doña decir “Si papi, si, vacíalos todos adentro… que rico”. El wey se quito y me dijo “Hay te dejo con ella, síguele dando verga carnal, ya me tengo que meter”. Se despidió de ella diciéndole que luego la veía cuando tuviera ganas de mas verga y se fue.
Ella me pidió que se la volviera a meter y pues la neta si quería seguir dándole a la doña, así que me acomode para volver a cogérmela. Otra ves pude sentir lo mojada y suave de su panocha mientras me la cogía y ya sabiendo que le gustaba me aferre a sus tetas como si fueran agarraderas. Pero para ser honesto, lo que mas me calentaba era escucharla pidiendo verga y diciendo que le encantaba el pito. Éramos como animales cogiendo en la hierva a unos metros de la calle. Ni siquiera nos habían presentado, solo me metí al monte con el vigilante y ella ya estaba lista para que los dos nos la cogiéramos.
Me estaba poniendo bien enjundioso, pues ya sin el wey del vigilante mirando, ya me sentía en confianza para darle con mas ganas. Doña Mago gemía y pedía que siguiera, me decía que le llenara la panocha con mis mecos. Cuando ya no pude más, me vine empujando mi verga hasta el fondo para que le quedaran todos adentro. Mientras me estaba vaciando dentro de ella, la doña me decía “si papi, así chiquito, lléname de tus mecos… me encanta que me los echen bien adentro”.
Me quede dentro de ella por unos segundos después de venirme, le acariciaba sus tetas por debajo de su blusa. Ella me preguntaba si me gustaban sus tetas y que podía hacerles lo que quisiera. Que si quería chupárselas o mordérselas que estaba bien, que lo hiciera. Cuando me Sali de dentro de ella, la doña se giro y se levanto la blusa al mismo tiempo que se apretaba las tetas y me decía que se las chupara.
Me pegue a sus tetas succionando con fuerza y apretándolas con mis manos mientras ella echaba la cabeza hacia atrás, me decía que le encantaba y que se las mordiera. La doña llevo una de sus manos a mi verga y me la comenzó a jalar, pero aun estaba aguada. Pero entre las chupadotas de tetas que le estaba danto su la chaqueta que me hacía, se me fue parando de nuevo. Cuando la tuve dura de nuevo, ella se puso de rodillas para volver a chupármela un poco antes de pedirme que me la volviera a coger.
Esta vez, ella ya no se recargo en la barda, solo se acomodo a cuatro patas en la hierva y yo me puse atrás de ella. Aunque estaba bien oscuro podía distinguir claramente su enorme culote. Acerque mi verga y se la clave de nuevo en su panocha, solo que esta ves a penas le estaba empezando a dar con ritmo y ella me pidió que se la metiera por el culo. Se la saque de la pepa y la acomode donde yo pensaba que estaba el culo, pero no podía enterrársela. Entonces ella misma la acomodo y me dijo cuando empujarla.
Mi verga se le clavo en el culo de un solo empujón y la doña de volada comenzó a decir que le encantaba y que le diera duro. Comencé a clavársela tan fuerte como podía, trate de agarrar sus tetas al mismo tiempo pero era un poco incomodo y solo se las acaricie un poco. Me concentre en darle verga tan duro como podía y ella seguía gimiendo pidiendo que no me detuviera. ¿Cuándo le estaba dando más duro y más rápido, ella me dijo “’Te gusta culearme? ¿Te gusta darme verga por el culo? ¿Por qué no me buscas? Ya sabes donde vivo…” ¡Madres! Pensé yo, la doña bien que me había reconocido.
Pero no dije nada y seguí cogiéndomela por el culo hasta que de nuevo me vine dentro de ella. Cuando se la saque, ella se giro sin levantarse y me dio unas cuantas chupadas como limpiando mi verga. Luego se levanto y me dijo que ya nos fuéramos. Así que me acomode la ropa y ella hizo lo mismo. Unos minutos después íbamos saliendo del monte y con un poco mas de luz, por fin nos vimos las caras.
Ella me pidió que la acompañara a su casa y le dije que sí. Caminamos despacio y ella me agarraba del brazo. Fuimos platicando de que ella ya me conocía, que me había visto varias veces y que conocía a mi mamá desde hacía mucho tiempo. Yo le dije que no sabía que conocía a mi mamá. Pero que si, que también la conocía de vista y que siempre se me había hecho una mujer muy atractiva. La doña se rio un poco de lo que dije y me respondió que mas bien la miraba por lo que decían de ella. Al principio lo negué, pero me dijo que la gente ni sabía y que seguramente mucho era cierto, pero que en realidad no sabían ni la mitad de cosas sobre ella. También me dijo que no le importaba y que para una mujer de su edad y dejada por su marido, ya lo que dijera la gente no le valía madres.
Luego me explicó que ella trabajó en la fábrica de pastas que es dueña de la bodega y que uno de los vigilantes era su amigo desde hacia mucho. Él sabía de sus movidas y del desmadre que eran las empleadas con otros trabajadores. Así que a veces la invitaba a visitarlos por noches y que ya tenia tiempo que, de ves en cuándo, cuando andaba con ganas se daba su vuelta a visitarlos como esa noche. También me explicó que adentro tienen cámaras y que por eso agarran ese lado de la barda.
Realmente estaba medio sacado de onda con la franqueza de la doña. Sobre todo cuando me dijo que cuando anduviera con ganas, que no tuviera pena y me diera una vuelta por su casa. Incluso me dijo que podía invitar algún amigo o que la invitara a ella cuando saliera con amigos a echar desmadre. Es neta, así como lo oyen, me dijo que le encantaba la verga y mas si era de chavitos como yo. Que no se sacaba de onda si había que cogerse a varios, que a ella le gustaba mucho el desmadre.
Yo le dije que si, que la visitaría de vez en cuando, pero que me daba pena con sus hijos y me dijo que ella se aplacaba a sus chamacos y no me diera miedo por ellos. Supongo que sabe la fichita que tiene por hijos. Así seguimos platicando por varias calles, hasta que llegamos a su casa y nos despedimos. Me fui a la mía pensando en lo que había pasado y cómo es que la doña podía ser tan puta y no darle ni tantita pena. Y no es que yo sea muy bueno, pero aunque conozco morras ponedoras, nunca me imagine que en verdad la doña fuera como dice la gente y todavía más cabrona.
Ya pasaron unos meses de que me paso esto y la neta si he visitado a doña Mago unas 4 o 5 veces y neta que es bien entrona. Ni siquiera hay que poner pretextos, cuando he ido, ella ya sabe que quiero coger con ella y no perdemos mucho tiempo. Lo único que me pone nervioso, es que le vale verga que estén sus hijos en su casa, me pasa directo a su recamara y esos vatos solo se me quedan viendo. Nunca he ido acompañado y ella me insistió ya algunas veces de que invite algún amigo. Pero no se si mis carnales jalen con la doña. Me da un poco de pena decirles.
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